El Municipal de Santiago es el centro cultural activo más antiguo e importante del país y escenario fundamental de obras de todo el mundo. Con esta sencilla frase, amanecida después de las fiestas patrias en la página de tuiter del Teatro Municipal de Santiago, se inicia una nueva etapa de la primera sala que conoció Chile. Detrás de ella, una Alcaldesa, Carolina Tohá, que inició su mandato con modificaciones al Directorio de la corporación y un gestor cultural francés, Frédéric Chambert, seleccionado por ese colectivo y que ha iniciado un proceso de adaptación del viejo teatro a los tiempos que corren. La principal de ellas es asumir que se trata de un centro cultural y no de una sala.
Desde 1990, cuando se instaló el Centro Cultural Estación Mapocho, sueño de otro Alcalde da Santiago, Jaime Ravinet, todas las infraestructuras culturales en Chile asumían la condición de espacio multiuso, gestionado profesionalmente por corporaciones privadas sin fines de lucro, con capacidad de generar recursos más allá del presupuesto público.
La novedad de este cambio en el Municipal se debe a la conjunción de las dos autoridades que más se asocian con la cultura: el Ministro respectivo y el Alcalde. Así como la dupla Lagos/Ravinet posibilitó Mapocho, Ottone/Tohá dieron forma a una nueva etapa, que el propio Chambert, como buen francés, ha dado a conocer en tres tiempos.
Uno. Como un participante más de la Convención Nacional de la Cultura del 26 y 27 de agosto recién pasado, en Chillán, conoció a los consejeros de todo el país, avanzó relevantes contactos para su nuevo centro cultural y visitó el mercado de la ciudad y la escultura que homenajea a Ramón Vinay -incomparable Otelo operístico. Allí conoció a un vagabundo que ostentaba en un gran sobre ajado, una foto de él mismo con el notable Vinay, su amigo. Ese fortuito encuentro sirvió a Chambert para motivar lo que sería, en pocos días, el segundo paso.
En el Club de La Unión, el 30 de agosto, ante los socios de la Corporación del Patrimonio, comenzó recordando el contacto con el amigo chillanejo de Vinay, iniciando una reflexión sobre lo popular de la ópera y la necesidad de hacerla llegar a mayores públicos. Así, metafóricamente, fue exponiendo sus planes para el teatro que comenzaba a dirigir con mano firme y sólido respaldo. En el almuerzo estaba también el Ministro Ernesto Ottone, cabeza de una de las entidades que financian el Municipal.
Sus conocimientos del bel canto más su experiencia como gestor en Francia, tanto en la Opera de Bastille como de Toulouse, dieron amplia satisfacción a la audiencia de que nuestro hoy "centro cultural activo más antiguo" estaba en buenas manos. Y con buen criterio, "mi idea no es sistemáticamente cambiar, inventar, creo que hay que tener constancia en las cosas".
La presentación de la Programación 2017, fue el tercer paso para consolidar las reformas: "un extenso proyecto cultural, un nuevo ciclo de guitarra clásica y la presentación de Canto para una semilla, en conmemoración de los cien años de Violeta Parra", como reza el encabezado de su remozada página web, que se une a la nueva cara de sus redes sociales y el cambio del logotipo, ahora completamente tipográfico que suprime la palabra teatro para centrarlo en dos aspectos: Municipal de Santiago, Ópera nacional de Chile. "Queremos hacer explícito que el Municipal trabaja desde Santiago para todo Chile", ratifica la Alcaldesa Tohá.
No hay ahorro. Está todo explicitado, seguirá siendo el Municipal de Santiago, porque la gente lo conoce así, aunque obviamente recibe aportes no sólo santiaguinos y consagra su condición pionera de ser la Ópera de Chile. Aclaración relevante cuando falta poco para que se inaugure el gran Teatro del Centro Nacional de las Artes Escénicas y Musicales en el vecino GAM, que deberá buscar su destino en otras disciplinas de las amplias artes que debe cubrir.
Si agregamos a este panorama el hecho que un día después de estos anuncios, se inaugura en Los Cerrillos, el Centro Nacional de Arte Contemporáneo, podemos decir que el mundo de la cultura está tomando en sus manos, con profesionalismo y visión de futuro, el desarrollo artístico de Chile.
Bienvenidos el antiguo nuevo centro cultural de la calle Agustinas y el flamante espacio del viejo aeropuerto.
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