El Deporte y la actividad física son fundamentales para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. El gobierno y las políticas deportivas deben dar un fuerte impulso para revertir dos situaciones críticas que enfrenta nuestro país. Por un lado, un gran número de niños, jóvenes y mujeres que necesitan de más espacios y programas para practicar deportes y, por otro lado, el déficit histórico que tiene Chile en materia de alto rendimiento.
Creemos que los Juegos Olímpicos son la máxima instancia para mostrar el nivel de nuestros deportistas de alto rendimiento. Los países que aparecen en los primeros lugares tienen políticas claras, consistentes, infraestructura y recursos para el desarrollo del deporte. Ellos entienden que el deporte no es una política pública de tercer orden y que éste un factor relevante para mejorar la calidad de vida de las personas: "un peso en deportes permite ahorrar tres en salud".
En este contexto, conviene recordar que Chile obtuvo 3 medallas de oro en Atenas 2004 de la mano de Nicolás Massú y Fernando González, una medalla de plata en Beijing 2012.
Los resultados en Río 2016, estando dentro de las expectativas, no son los que muchos chilenos, interesados en el desarrollo del deporte, quisiéramos. Karen Gallardo en lanzamiento de disco terminó en el lugar 18°, Natalia Duco ocupó el 10° lugar en lanzamiento de bala, el gimnasta Tomás González fue 7° en prueba de salto, la pesista María Fernanda Valdés con el lugar 7°, Bárbara Riveros en el 5° en Triatlón y el joven ariqueño Ricardo Soto en octavos de final de tiro al arco.
No cabe duda que todos estos destacados deportistas hacen esfuerzos individuales y familiares importantes que van más allá del apoyo institucional que recibieron para su preparación a Río 2016. Sin duda que más deportistas con sus características podrían mejorar sus resultados de mediar una política deportiva potente que acompañe su desarrollo en las diversas etapas.
Lamentablemente el deporte en Chile no es prioridad. No lo es para los gobiernos, pero tampoco para la sociedad. Si no cambiamos aquello, cualquier cosa que digamos quedará en simple retórica.
Y para fundamentar la afirmación, algunos elementos: el 70 por ciento de los chilenos y chilenas no realiza actividad física; no hay visión ni plan estratégico conocido; una deficiente ejecución presupuestaria en infraestructura, lo que implicó un recorte de más del 20 mil millones de pesos; el ministerio del Deportes no ha presentado ningún proyecto de ley en casi tres años.
En este contexto, si queremos mejorar nuestro desarrollo deportivo es necesario un mayor liderazgo del ministerio del Deporte, mejorar la gestión en la construcción de los polideportivos comprometidosy descentralizar el deporte en Chile. Y podemos avanzar en dos propuestas para el próximo gobierno: crear 4 Centros de Alto Rendimiento, similar al CAR del Estadio Nacional y fortalecer las competencias regionales y nacionales, desde la etapa infantil y juvenil.
De igual manera, con el diputado Matías Walker, insistiremos ante el Senado y los ministerios del Deporte y de Educación, en la aprobación del proyecto de ley que despachamos de la Cámara de Diputados en septiembre de 2010, que aumenta de 2 a 4 horas lectivas la jornada de educación física y deportes en todos los colegios, y en todos los ciclos académicos. Con tristeza vemos que la mayor reforma de nuestro Gobierno no destina una sola frase al deporte.
Por último, una gran oportunidad para el punto de inflexión que se requiere, es organizar los próximos Juegos Panamericanos para el año 2023. Lo anterior, sería una instancia que podría permitir que se articulen actores, recursos, y programas para que el deporte nacional pueda llegar a lo más alto del olimpo.
Esperemos que haya voluntad política para dar ese gran "salto largo".
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