Qué manera de haber perdido la brújula

¡Nadie dice nada! Son tantas las cosas que pasan y ¡nadie dice nada! No me voy a referir ni al fallido intento de basureo a la ex presidenta M. Bachelet, ni a las constantes amenazas del ministro del Interior ni a ninguno de los atropellos y abusos que sufren los chilenos todos los días.

En este caso se trata sólo del deporte popular: el fútbol, en dos situaciones particulares, la primera la celebración del Mundial del 62, la segunda el “bautizazo”.

Se cumplen cincuenta años de un evento que difícilmente se volverá a repetir, de paso el mejor lugar obtenido por Chile en este deporte.

La más simple obviedad indicaría que fuera el Estadio Nacional el lugar elegido para que la gente pudiera expresar su alegría rememorando tan especial actuación. Pues de acuerdo con la pérdida colectiva de ubicación que hoy nos aqueja, nuestros dirigentes los deportivos y los otros han elegido el simbólico y central centro de eventos “Casa Piedra”.

Allí entre cuatro paredes protegidos del frío y la chusma al compás de canapés y cotillón se emocionarán hasta las lágrimas y quizás si hasta exista un recuerdo para el señor de la trompeta José Yuraidini, lo más popular que se me ocurre en ese ambiente.

¿Y la gente? Bueno por recomendación de Estadio Seguro es mejor dejarla lejos hasta que aprendan a comportarse como gente y no como rotos, ¡si capaz que llegaran con banderas y lienzos!

Dejemos que el Sr. Barra siga cumpliendo su plan: evitar que la gente vaya al Estadio.

No hay nada más seguro que un Estadio vacío.

Si Ud. quiere recordar nuestro mundial entonces compre el Mercurio y coleccione las fotos, de paso ayuda al diario.

¡Y nadie dijo nada!

Lo segundo es el tratamiento del famoso “bautizazo”, hecho repudiable por donde se le mire. Los protagonistas tuvieron una conducta impropia y como corresponde a todo estado de derecho fueron pasados a un tribunal, el fútbol tiene los propios para estos casos y sancionados con pérdida de partidos.

¡Impecable! En ninguna parte consta que se les haya excluido de volver a la selección a perpetuidad.

Como en cualquier situación de castigo se supone que en general en el mundo es así, cumplida la pena el afectado queda apto para reinsertarse en la sociedad aceptando y cumpliendo las mismas normas que el resto de la población.

En nuestro particular fútbol, no es así, cuando los jugadores cumplan el castigo, para ser nuevamente llamados a la selección no bastará con un buen rendimiento futbolístico, sino que tendrán que esperar que el DT nacional anuncie por los diarios que está pensando “conversar” con ellos y por lo visto primero los más amigos. ¿Por qué se superpone el DT a las instancias jurídicas? Si el DT puede no llamarlos sin expresión de causa, o como a Herrera simplemente “porque no me gusta”.

¿Entonces qué papel jugó el Estado de Derecho, el tribunal de la ANFP, el castigo de diez partidos? En la práctica ninguno, como el mejor Chile de hoy, había que guardar las apariencias pero es la conversa con el DT la que decide. Notable.

¡Y nadie dice nada!

Tengo toda la impresión que estamos cada día más nostálgicos de aquellos “años felices” en que había uno sólo que mandaba sin plazos y con metas a su voluntad.

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