Justos

“A pesar de los momentos borrosos de la época, recuerdo como todo empezó. Como muchas veces, de una manera sorpresiva e inesperada.

El 11 de Septiembre, cerca de las tres de la tarde, estábamos en la residencia del Embajador y hablábamos sobre lo que ocurría. La empleada nos interrumpió diciéndonos que había en el portón de la residencia, una pareja joven con un bebé en las manos.

El muchacho decía que necesitaba hablar urgentemente con el Embajador,era un joven brasileño, refugiado político en Chile. Vivía con su esposa y su bebé en un barrio donde se concentraban los refugiados políticos de distintos países.

El ejército ya había comenzado a detener a los moradores del barrio y no podían por ningún motivo volver a su departamento. Más que la historia política del joven, nos preocupaba el bebé y su madre, así que tuvimos que actuar de inmediato y de improviso”.

Así describía Benjamín Oron, ex-Primer Secretario de la embajada de Israel en Chile, de pie con un marcado acento israelí en un fluido español de años, los recuerdos del comienzo de una época que marcó sus vidas y las de miles de personas para siempre.

El pasado Jueves 27 de octubre, como representantes de la Comunidad Chilena de Israel, tuvimos el honor de participar en un emotivo homenaje en la residencia de la Embajadora Sra. Mónica Jiménez,  a tres diplomáticos israelíes y sus familias. El ex Embajador de Israel en Chile, Moshe Tov Z”L (representado por su esposa Ruth Tov), El ex Primer Secretario, Benjamín Oron y el funcionario de la Agencia de Cooperación de la Cancillería israelí, Dan Kriel.

Ellos servían en la Embajada de Israel en Chile durante 1973, vivieron en carne propia el golpe de Estado y el inicio de la dictadura militar, observando la absolución de todas las garantías constitucionales del país.

En un inmenso desplante humanitario y valórico, decidieron comenzar una campaña secreta y autónoma de acogida, a hombres, mujeres y niños, judíos y no judíos, sin prejuicios políticos o partidistas. Así, decenas de personas, familias, matrimonios jóvenes, niños y bebés se refugiaron por días, semanas y meses, tanto en la Embajada como en sus domicilios particulares, implicando así a sus familias en esta noble labor.

Dificultades y peligros que estuvieron dispuestos a correr, cualquier hogar se hace pequeño con 60 refugiados políticos que alimentar y acomodar. No podemos hacer otra cosa que realzar sus nombres y destacar sus historias, agradeciendo como chilenos desde lo más profundo.

En  Israel, tenemos una denominación para estos héroes que arriesgaron más que su integridad para salvar vidas en el holocausto, los llamamos “justos entre las naciones”.  De esta forma, Chile también tiene sus “justos”, y es nuestro deber mantener la memoria viva y destacar a estos hombres y mujeres de bien que han dejado huellas en la historia.

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