Han llegado los tiempos mejores, en medio del anuncio de un Gran Acuerdo por la Infancia. Esto hace pensar que para el 25% de la población, es decir, nuestros niños y niñas, ha llegado el minuto de instalar sus temáticas y por supuesto, contar con la opinión de ellos y ellas, quienes reconocen entre sus preocupaciones la pobreza (25%), la paz y la justicia (20%) ; la salud y bienestar (15%) (Informe Yo Opino PNUD, 2017).
En ese sentido, desde el día domingo hemos visto señales que apuntan a lo que fue una de las promesas de campaña del presidente Sebastián Piñera, donde su foco se centraba en la infancia: “…una profunda reforma centrada en un Sistema Integrado de Protección a la Infancia que, en colaboración con la sociedad civil, acompañe, proteja y promueva el desarrollo de los niños, con la familia como actor principal y una especial preocupación por quienes han sido vulnerados en sus derechos”. Ahora bien, recordemos que esta declaración implica contar con políticas, planes y programas que aboguen por todos los niños, niñas y adolescentes (NNA) de nuestro país.
Los indicios resultaron ser errados, ya que el problema no se centra sólo en el SENAME. Por supuesto que es uno de los temas más álgidos y graves, pero la temática de niñez requiere con urgencia una mirada sistémica que involucre de manera coordinada planes enfocados en derechos sobre salud, específicamente en obesidad (el 51,4% de niños y niñas en primero básico ya se encuentran obesos, según Mapa Nutricional JUNAEB, 2016), y salud mental, que actualmente tiene una baja cobertura específica en el sistema público, apenas el 2,4% del gasto público en salud está dedicado a salud mental, lo que nos deja con índices de suicidio altísimos, un NNA se suicida cada 2 días, según Informe de Mortalidad del DEIS, 2015.
Por otro lado, de acuerdo con la Casen 2015, un 23,3% de los NNA vive en una situación de pobreza multidimensional, lo que impacta en la igualdad de oportunidades para su desarrollo.
En educación no sólo falta cubrir un índice de asistencia plena a los establecimientos educacionales, más del 20% no asiste de manera regular a clases, CASEN 2015, sino que dentro de las razones se encuentra el bullying y la presencia de acoso y maltrato como el factor primordial.
Según la Encuesta de Bullying (2015) realizada por la Fundación Todo Mejora, las principales razones de acoso a los estudiantes son por su apariencia física, orientación sexual e identidad o expresión de género y su nacionalidad.
Y es ahí donde debemos enfocar el trabajo coordinado de los diversos planes en infancia. La prevención del bullying y el comportamiento suicida está presente en nuestro Canal de Apoyo, el que durante 2017 tuvo más de 5500 atenciones y 851 casos pesquisados, de los cuales un 31% presentó comportamiento suicida.
Para que niños niñas y adolescentes tengan tiempos mejores, se debe garantizar sus derechos a través de un cuerpo integral que esté pendiente de los Derechos del niño y la niña, al que Chile suscribió el año 1990.
Es cierto que debemos revisar la situación del SENAME, pero, además, se debe reactivar la discusión en torno a una institucionalidad que garantice los derechos de niños, niñas y adolescentes que hoy se encuentran en un sistema que los invisibiliza.
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