El martes 26 de abril el ministro de Relaciones Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, presentó en Berlín la película del director Florian Gallemberg y la actriz Emma Watson “Colonia Dignidad”. No se trataba de un pre estreno pues ésta ha estado en las carteleras de los cines alemanes desde febrero de este año, sino de una oportunidad que el gobierno alemán aprovechó para explicitar su política respecto del caso.
La presentación fue acompañada de una mesa redonda en que participaron el director de la película, el jefe de la división de prensa del Ministerio Federal de Relaciones Exteriores (Sr. Schäfer), Wolfgang Kneese, representante de las víctimas y el señor Maier, de Amnistía Internacional.
No es la primera iniciativa que el Ministerio Federal de Relaciones Exteriores ha emprendido en el curso del presente año 2016 en relación al tema: entre los días 18 y 24 de febrero se realizó, a instancias del mismo ministerio, del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos y la asociación por los derechos humanos Colonia Dignidad, un seminario en la célebre Casa de la Conferencia de Wannsee, con participación de familiares de detenidos desaparecidos, ex prisioneros políticos, colonos de las nuevas generaciones, habitantes de Villa Baviera, representantes del gobierno chileno e historiadores y abogados chilenos y alemanes relacionados con el tema.
La casa de la Conferencia de Wannsee, ubicada en un hermoso entorno en las afueras de Berlín, fue el lugar escogido por la jerarquía nazi para reunirse a discutir la “solución final al problema judío”, esto es la planificación de la matanza industrial que se llevaría a cabo en los campos de la muerte de Auschwitz, Belzec,Treblinka, entre otros.
En este escenario se produjo el inédito encuentro que reunía por primera vez a colonos y víctimas de violaciones a los derechos humanos. Allí se produjo un sugestivo diálogo y reconocimiento de las historias personales de los participantes, en un contexto de inmersión en la experiencia alemana de construcción de la memoria, de asumir el pasado y de superación del trauma.
La clave para abrir las posibilidades de diálogo fue la distinción que propuso Annah Arendt entre Responsabilidad y Culpabilidad.Para ella no existe en absoluto la culpabilidad colectiva ni la inocencia colectiva; sólo tiene sentido hablar de culpabilidad o inocencia respecto de individuos y hechos concretos.
La culpa se establece por medio de la acción de la justicia y los culpables deben pagar por sus crímenes y resarcir a las víctimas. Pero también existe lo que llamamos una responsabilidad colectiva. A uno le pueden pedir cuentas por cosas que no ha hecho directamente, pues mi responsabilidad es solidaria, se basa en el hecho de que pertenezco a un grupo o a una comunidad, con sus claros y sus oscuros.
Sólo podríamos escapar de la responsabilidad colectiva abandonando la comunidad a la que pertenecemos e integrándonos en otra comunidad. Como dice Arendt, ésta responsabilidad por cosas que no hemos hecho, esta asunción de las consecuencias de actos de los que somos inocentes, es el precio que pagamos por el hecho de vivir nuestras vidas entre nuestros semejantes y por seguir perteneciendo a una determinada comunidad.
Se dijo claramente: los representantes de las nuevas generaciones de Villa Baviera que estaban en esa reunión no son culpables de los crímenes cometidos en Colonia Dignidad, de hecho algunos no habían nacido o eran muy pequeños cuando ocurrieron los peores hechos y en muchos sentidos también son víctimas de abusos y negación de sus derechos, pero al pretender dar continuidad al proyecto Villa Baviera, tienen una responsabilidad colectiva en relación a Colonia Dignidad que no pueden eludir y frente a la cual tienen la necesidad y diría la obligación de reconocer y reparar, para lo cual es imprescindible abrir ese diálogo con las víctimas de la dictadura.
Sobre la base de esos conceptos Hans Schreiber, Anna Schellenkamp y Hernán Escobar, representantes de Villa Baviera en esa reunión suscribieron un documento en el que manifiestan su disposición positiva a la instalación de un memorial al interior de Villa Baviera sosteniendo que “hay una necesidad de incluir en el concepto de memorial varios puntos más que corresponden a los lugares de sufrimiento y entierro clandestino de los perseguidos políticos. Terrenos y Edificios. Para tal fin, se deberá trabajar en promover la comprensión de los colonos, actualmente residentes en Villa Baviera”.
Por su parte, los participantes chilenos y alemanes no colonos suscribieron un documento de 11 puntos en los que manifiestan que “es nuestro deseo que parte de la Colonia Dignidad se convierta en un lugar donde esta memoria se mantenga presente, se conserve y difunda, en un lugar para el recuerdo y la educación en derechos humanos para las nuevas generaciones. Esto debe hacerse asumiendo su compleja historia en forma integral, aunque diferenciando los distintos tipos de violaciones a los derechos humanos cometidas, destacando de manera particular los casos referidos a la represión política, crímenes cometidos con la coparticipación de agentes del estado Chileno.”
Todos los participantes estuvieron de acuerdo en destacar que Colonia Dignidad representa un caso único en Chile en que se reúnen diversos tipos de violencia: niños chilenos y alemanes secuestrados para ser abusados sexualmente por Paul Schäfer con complicidad judicialmente comprobada de otros miembros de la colonia; colonos que fueron aislados de la sociedad chilena y sus normas y sometidos a tratos humillantes, lavados de cerebro y privación absoluta de sus derechos y libertades; militantes políticos de izquierda perseguidos por la DINA que fueron llevados a Colonia Dignidad para ser torturados, asesinados y hechos desaparecer.
En todos estos casos de graves violaciones a los derechos humanos, los Estados de Chile y Alemania tienen responsabilidades que no pueden eludir. La apertura de los archivos relacionados con el tema dará muchas luces al respecto. Las declaraciones del ministro alemán, van en esa dirección. Ya era hora.
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