A propósito del Transantiago y el noveno aniversario desde su puesta en servicio y en momentos en que se planifica una reforma al sistema con la participación de los usuarios, me ha parecido pertinente compartir una experiencia vivida durante un reciente viaje a Salvador de Bahía.
En mi primer trayecto desde el hotel al centro de la ciudad, tuve la oportunidad de comprobar in situ y con sana envidia que las personas mayores de 65 años gozan de gratuidad. Suben por la puerta delantera y los demás pasajeros lo hacen por la puerta trasera, cuentan con espacios reservados de color amarillo, al igual que las mujeres embarazadas y personas con obesidad.
Da gusto ver cómo los adultos, jóvenes e incluso los niños facilitan el cumplimiento de esta garantía para quienes presentan una edad más avanzada y los años pesan en su salud física y mental.
Mientras en Chile con suerte cedemos el asiento, cuando no, miramos para el lado o para el techo, esperando que alguien reacccione con amabilidad, sin asumir que somos el país más envejecido de Latinoamérica después de Uruguay.
A pesar de que los adultos mayores se han organizado para salir a la calle y marchar por una rebaja del pasaje, ello no ha sido suficiente en la toma de conciencia sobre el envejecimiento de nuestra población.
En Brasil, en cambio, tienen el derecho a un transporte público sin costo, porque hay un Estado que bien trata, una cultura y una sociedad que respeta y dignifica a los "grandes".
Entretanto, aún el Congreso Nacional no ratifica la Convención Interamericana de los Derechos de las Personas Mayores que Chile aprobó en junio pasado. Cuando ello ocurra, habremos dado un paso pequeño pero significativo para ir saldando la deuda con nuestros mayores, que hoy son patrimonio vivo de la nación.
Por ahora, partamos por casa brindando las mejores condiciones posibles a nuestros seres queridos mayores para que entren y salgan por la puerta ancha de nuestros hogares que ellos ayudaron a construir para nosotros.
Así, de una vez por todas, superaremos las meras intenciones y palabras que se las lleva el viento.
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