Es otro fin de mes sin novedad: Jóvenes trabajadores y la derechización

Durante la primera mitad del siglo XX, en Chile estaba instalada la idea de que las mujeres solían ser más conservadoras que los hombres al momento de votar. En el país, la primera vez que las mujeres pudieron votar en una elección presidencial fue en el año 1952 y en esa ocasión se eligió a Carlos Ibáñez del Campo. A pesar de los antecedentes de autoritarismo y persecución a sus contrincantes durante su gestión, el voto femenino apoyó su candidatura, siendo el primer presidente electo en Chile en comicios con participación de las mujeres.

Sin embargo, desde los años '70 se puede observar un traslado del voto femenino hacia la izquierda, ya en décadas posteriores se constata que ellas eran más progresistas que los varones. La contracara de este proceso de "progresismo femenino" es el conservadurismo al momento de votar por parte de los varones. A nivel mundial, son ellos quienes han votado masivamente a gobiernos de derecha en el periodo actual. Este fenómeno se manifiesta especialmente en varones jóvenes que se han inclinado por proyectos de derecha no solo en el Cono Sur, sino a nivel mundial.

Este fenómeno es lo que buscamos analizar desde un estudio exploratorio llamado "Trabajadores jóvenes ante la amenaza de un futuro incierto", investigación que se realiza en alianza con la Fundación Heinrich Böll del Cono Sur. En este estudio se busca profundizar en las condiciones de vida de hombres jóvenes y cómo estas experiencias vitales, expectativas y frustraciones se pueden convertir en un voto a proyectos de derecha.

Chile, durante el súper ciclo de los commodities, experimenta altos niveles de crecimiento gracias -principalmente- a la exportación de materias primas. Las condiciones de vida de los y las trabajadoras mejoraron en niveles materiales durante el periodo. Tras finalizar este boom alrededor del año 2014, las condiciones de la economía nacional decrecieron. El impacto en la calidad del empleo y la disminución de ingresos en el general de la clase trabajadora durante estos últimos 20 años es evidente: aumento del empleo precario, subempleo, informalidad y externalización, junto a un estancamiento de los salarios reales.

Todas estas condiciones estructurales se relacionan con la "derechización" de la sociedad. Los jóvenes nacidos después del 2000 crecieron con un relato de exitismo y meritocracia. Sus padres y abuelos habían ascendido socialmente. En la narrativa de este ascenso social la educación fue fundamental. La educación como motor para mejorar las condiciones de vida fue un relato instalado en el Chile de los años 2000. Muchos de los jóvenes crecieron creyendo que "querer es poder" con el testimonio de su linaje como prueba fehaciente del mérito.

Pero ¿qué pasa cuando esas narrativas de mejoramiento material son truncadas? ¿Es posible alcanzar mejores condiciones de vida que las generaciones anteriores? ¿Qué pasa con las expectativas generacionales? En los grupos focales que se realizaron para la construcción de este estudio exploratorio, las ideas de frustración, bajas expectativas y un futuro incierto guiaron la conversación. Los jóvenes entrevistados, que se encuentran entre los 18 y 24 años en distintas modalidades de ocupación, comentaban la sensación de incertidumbre acerca del futuro, la imposibilidad de conseguir cuestiones básicas para el bienestar como la vivienda o la mínima posibilidad de salir de la casa paterna o materna eran preocupaciones transversales que generan una ansiedad al futuro. La sensación de inseguridad económica y la evidente frustración por haber sido "engañado" se manifiesta también. ¿Cómo me independizo con un sueldo de 500 lucas? ¿Alguna vez voy a trabajar en lo que estudié? ¿Cómo llego a final de mes sin pedir prestado?

Un comentario que se repitió durante esta investigación fue la idea de "promesas incumplidas". Durante toda su infancia y adolescencia estos jóvenes escucharon a personas más grandes establecer que si había esfuerzo iba a existir una recompensa al final del camino. Esta recompensa podía ser un buen empleo, estabilidad laboral, ingresos suficientes para la independencia y el consumo de bienes y servicios deseados, pero esta promesa se enfrenta a una dura realidad. Los jóvenes salen del colegio, se someten a una evaluación estandarizada compitiendo para entrar a la carrera que desean y durante toda su vida en la educación superior o técnico profesional deben "ser los mejores" por la recompensa al final del camino. Sin embargo, al final de ese camino hay solo frustración y más competencia, muchas veces también una deuda. Carreras sin campo laboral, bajos salarios, altos costos de vida y la imposibilidad de cumplir los sueños que se prometieron a pesar del esfuerzo.

Patear piedras es la única opción posible. Esta sensación de fraude, frustración, promesas incumplidas. Se canalizan hacia otros grupos sociales que se perciben como "peligrosos" o más "privilegiados". Se buscan chivos expiatorios para justificar el declive de una generación. Muchas de las razones del fortalecimiento de la derecha en segmentos etarios más jóvenes responden a un desmedro en las condiciones materiales y de vida que se experimentan. La derecha capitaliza el desagrado culpando a grupos marginalizados. La derecha también entrega un discurso de orden y seguridad económica. Existe un imaginario en el cual los gobiernos de derecha enfatizan el crecimiento económico y esto se transforma en empleo y mejores ingresos para todas las personas. Son discursos que se vuelven atractivos ante la desazón del escenario actual.

Este estudio profundiza en las condiciones materiales que han habilitado discursos de derecha y a pesar de que el fenómeno de votaciones masivas por representantes conservadores y reaccionarios no se ha manifestado en Chile de forma extendida, se puede observar cómo se allana el camino para la elección de la derecha en votaciones populares, especialmente cuando se acercan las presidenciales.

Las condiciones materiales de vida se han desmejorado para gran parte de la población en Chile durante las últimas décadas. Un modelo mercantilizado y de endeudamiento crónico es la base de una sociedad que no puede cumplir las expectativas. La "derechización" de varones jóvenes está muy vinculada a la búsqueda de mejoras en sus condiciones de reproducción. Buscar alternativas ante las promesas incumplidas vía voto popular se ha levantado como una opción. Recurrir a líderes carismáticos que "empatizan" con esa sensación de frustración y que prometen mejorar las condiciones económicas para finalmente alcanzar las metas que se han construido de forma individual parece ser lógico para estos jóvenes sin alternativas.

Ante la desesperanza y desesperación, los discursos reaccionarios toman fuerza. Los jóvenes ante un mercado laboral que solo entrega incertidumbre, buscan otras formas de certeza girando hacia narrativas conservadoras. Este estudio busca comunicar que las crisis que viven los hogares de la clase trabajadora en Chile tienen una relación con la instalación de un discurso de derecha. El abandono del Estado, la mercantilización de derechos, un mercado laboral inseguro y la inexistencia de políticas públicas redistributivas tiene efecto en la elección de los jóvenes que, finalmente, buscan oportunidades para sobrevivir frente a un escenario desalentador.

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