Los desafíos del cooperativismo rural

En 2025 se celebra el Año Internacional de las Cooperativas, una oportunidad para visibilizar su aporte al desarrollo social y económico. En Chile, el cooperativismo tiene raíces desde 1887 y en los últimos años ha crecido sostenidamente, especialmente en el mundo rural. Las cooperativas agroalimentarias pasaron de 480 en 2022 a 678 en 2025, reflejando un aumento del 41%.

Este crecimiento, sin embargo, requiere de un ecosistema que lo sostenga. En este contexto, destaca la creación del Instituto Nacional de Asociatividad y Cooperativas (INAC), uno de los hitos más relevantes del sector en los últimos 50 años. Su misión es fortalecer el cooperativismo mediante alianzas, asistencia técnica y apoyo a cooperativas de segundo y tercer nivel.

También ha sido clave el fortalecimiento de la División de Economía Social (DAES), que ha impulsado la colaboración público-privada y el desarrollo de herramientas como CoopDigital, para facilitar la creación de cooperativas de manera 100% digital.

La posición el Ministerio de Agricultura es fomentar el cooperativismo en el sector silvoagropecuario, ya que nos parece un modelo clave para fortalecer la asociatividad y con ello mejorar las posibilidades de negociar distintas alternativas en pro de todos los cooperados. Desde el Ministerio de Agricultura, se ha impulsado el programa AgroCoopInnova, que promueve cooperativas agroalimentarias sostenibles con apoyo técnico y articulación institucional. Indap ha invertido más de dos mil millones de pesos en asociatividad campesina, y la Comisión Nacional de Riego ha destinado 10 mil millones para mejorar su acceso al riego. Además, a través de Odepa se elaboró un Plan Estratégico de Fomento Agroalimentario y Rural y se creó un Comité Técnico Público-Privado, que coordina acciones entre el Estado y las cooperativas.

No obstante los avances descritos, el modelo cooperativo se encuentra en un momento crucial, ya sea por el devenir de la economía global, los dilemas y desafíos a que nos convoca el cambio climático y la necesidad imperiosa de buscar un desarrollo rural sustentable.

No solo es importante demostrar que el cooperativismo soluciona problemas cotidianos de manera sustentable, sino porque permite aumentar la densidad democrática de la sociedad. Para lograr lo anterior, se requiere enfrentar una serie de desafíos, entre los más relevantes aquellos relacionados con la gobernanza, cultura cooperativa y el acceso al financiamiento.

Este es el camino y la ruta a fin de lograr que la lógica asociativa y cooperativa se consolide como un motor del bienestar social y económico, no solo para sus socios, sino para el país.

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