El nuevo gobierno que desde marzo encabezará Gabriel Boric necesitará recursos para poder cumplir con sus principales promesas de campaña. Pero el principal problema es que la pandemia, la estructura del Congreso y la economía actual del país no posibilitarán realizar una gran reforma tributaria.
Además, aún se encuentra en la sombra las diversas reformas tributarias que se realizaron en los gobiernos de Michelle Bachelet y Sebastián Piñera. Por tal motivo, se debe planificar cómo solventar las principales transformaciones y, al mismo tiempo, no decepcionar a los electores que terminaron dando el triunfo al candidato de Apruebo Dignidad.
Primero, no debe caer en la trampa del maximalismo en lo tributario, lo cual se observa en la cuota de realidad en la disminución de las pretensiones de recaudar 8 puntos del PIB, dejando como meta 5 puntos (ideas planteadas por la candidatura de la ex Nueva Mayoría). Por otra parte, todo gran cambio tributario debe tener una gran meta que haga posible la recaudación. Para el gobierno de Bachelet fue "educación superior gratuita y de calidad", se piensa que esta vez será enfocada en la pensión universal y los cambios en el sistema de pensiones.
Segundo, una reforma tributaria duradera no se debe mirar parcialmente. Recordemos que los impuestos son una herramienta y pertenecen a un sistema, por tal motivo, al cambiar una parte se puede dañar el sistema completo. La reforma generada para financiar la política de Educación Superior generó descontento en la clase media y en las pymes, ya que se vieron afectadas con las modificaciones tributarias o la implementación que se realizó.
Tercero, hay que ser cautelosos a la hora de aumentar los impuestos, ya que no se obtendrán recursos al cobrar una tasa muy elevada que incentive a los inversionistas a irse del país y/o que incentive la realización de negocios informales.
Revisando el programa del candidato Boric, hoy ya Presidente electo, es necesario que se utilice un bisturí en la reforma tributaria, para evitar un impacto en la clase media.
Con bisturí
Se debe reformar el Impuesto Global Complementario con prudencia. Los ajustes deben realizarse a las tasas del impuesto y, tal vez, crear un tramo más para un grupo de contribuyentes. Es importante recordar que uno de los peores males de la reforma realizada para financiar la gratuidad fue que se disminuyeron las tasas o eliminaron tramos de los ingresos más altos, destruyendo lo progresivo del impuesto global. Por tal motivo, introducir un tramo con una tasa de impuesto de 38% a los ingresos superiores entre M$8.400 a M$16.700 y aumentar a 42% desde los M$16.700 en adelante(1) puede producir un efecto distributivo directo, no afectando a todos los contribuyentes.
Además, se debe reformar la competencia del director del Servicio de Impuestos (SII) en lo referido a la capacidad de querellarse, y que el cargo sea por carrera funcionaria dentro del SII y no por criterio de los gobiernos respectivos. De esa forma, se evitarán los perdonazos a empresas y políticos, recobrando un poco de la credibilidad perdida por el SII. A su vez, se debe generar una política de persecución y recaudación de impuestos a evasores, lo que permitirá terminar con la percepción de que existen personas privilegiadas.
También hay que trabajar un proyecto de eliminación de exenciones, enfocado en la eliminación de las rentas presuntas agrícolas y de transporte, pero consensuando con los actores de estas industrias con una política de apoyo en temas referidos a cambios de matriz energética y a la sequía que afecta a la industria agrícola.
Por otra parte, se debe consensuar el royalty minero para que la ley afecte a las empresas menos productivas y que entregan menos valor al no refinar los minerales. También, debe consensuarse el impuesto a los súper ricos, principalmente sólo afectando a grandes fortunas que se dediquen a la especulación y no a empresas productivas.
Para finalizar, la navaja es un instrumento peligroso en manos inexpertas, que puede destruir más que curar una economía afectada por la pandemia, el estallido social y la poca inversión que se realizará en el país el próximo año. Por tal motivo, el restringir completamente el DFL-2, sin preocuparse de lo que afectaría a las personas que sólo tienen una casa o departamento adicional, terminará afectando ingresos directos de la clase media trabajadora. Por último, evitar el cambio completo del sistema tributario, pasando de un sistema semi integrado a uno desintegrado, dejando el peso a las medianas y grandes empresas, puede tener efectos negativos en la sociedad.
Además, al ocupar el bisturí como herramienta al modificar los temas tributarios producirá un efecto de seriedad y consenso alrededor de las políticas que se quieren aplicar.
(1) Mayores explicaciones en Borges H. y Valenzuela N. 2020 "Propuesta de mejoramiento del impuesto a las personas en Chile", en publicación revista Gesten 2020.
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