Por estos días hemos escuchado acusaciones de lado y lado, presiones indebidas dicen unos, amenazas denuncian otros. Pero la verdad que todo este ruido ha servido nada más que para centrar la atención de las personas en lo superficial y no en lo que realmente importa, que es el impacto que Dominga dejará en el ecosistema y en miles de pescadores artesanales de nuestra Región.
El miedo amenazante, tantas veces usado para manipular a las personas, que invoca el desempleo y la falta de oportunidades, presenta a este proyecto como una solución a estos males. Sin embargo a la luz de todas las experiencias de éstos mega proyectos instalados en la Región, se ha constatado que terminan siendo un espejismo.
Ahora con acusaciones de ida y vuelta sólo se pretende alargar la discusión, ocultar el verdadero trasfondo de intereses económicos que este proyecto representa y desinformar y dividir a los ciudadanos nuestra Región.
Los grupos de interés que impulsan Dominga, buscan distraer a la ciudadanía, utilizar los medios de comunicación para desviar la atención del daño medio ambiental y a la pesca artesanal, centrando la atención en los conflictos de las autoridades anteriores que rechazaron el proyecto.
Este es un intento burdo y un clásico de los 80, cuando se levantaban cortinas de humo para ocultar la realidad que vivía el país en esa época.
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