La mala situación del mercado laboral el mes pasado seguía sin repuntar. Y todo parece demostrar que en período de “Los Tiempos Mejores” se mantendrá el deterioro. A fines de marzo la tasa de desocupación en el Gran Santiago llegó a 7,6%, mismo nivel que el registrado el 2018 (Encuesta de Empleo Univ. de Chile).
La mantención de la tasa de desempleo se debió a que “salió gente” del mercado laboral. De acuerdo al estudio, la fuerza de trabajo disminuyó 0,45% en los últimos 12 meses, evitando que el desempleo subiera.
Sin embargo, cabe considerar que ya que hubo una caída del empleo de 0,5% en el mismo período - equivalente a 15 mil puestos de trabajo menos -, con una baja del empleo asalariado y un incremento del no asalariado.
Una también preocupante cifra señalaba el Informe Trimestral de Desempleo INE para la Región de Valparaíso (D-E-F). Cifrada en un 8,2%, implica un aumento de un 0,1% en comparación con el trimestre anterior.
La evaluación considera la medición de los meses estivales de auge, que dinamizan las actividades derivadas del turismo (hotelería y gastronomía) y agrícola de temporada, permitiendo mayores oportunidades de trabajo para miles de personas. Lo anterior permite avizorar que la proyección para los próximos meses en materia de cesantía puede ser mayor, considerando el aumento sostenido del desempleo en la región durante el Gobierno actual.
La agenda presidencial parece no poner al centro esta crisis. Tampoco recordar que su promesa de campaña prometía al menos crear 600 mil nuevos empleos. No se observan iniciativas que promuevan proyectos nuevos.
Se han congelado numerosos proyectos ya licitados, que generarían desarrollo regional y oportunidades de trabajo. Solo a modo de ejemplo, el gobierno de Piñera suspendió la licitación del Embalse de Catemu (V Región) y la postergó para el año 2022, posponiendo una obra importante para enfrentar la crisis por escasez de agua en la región.
Los anuncios del Gobierno de Chile Vamos vienen más bien en la línea de “reformar las reformas”, como la Laboral de la ex Presidenta Bachelet, que ha garantizado mejores condiciones de diálogo en las negociaciones colectivas, menos conflictos, derecho a huelga, protección del piso mínimo ya ganado y extensión de beneficios por acuerdo de ambas partes.
Pero poco hemos conocido respecto a nuevos esfuerzos en favor de las medianas y pequeñas empresas, de incentivos al emprendimiento, más aún en el contexto de un período gris de cierres concatenados de fábricas a nivel, dejando en la cesantía a más de 45 mil trabajadores. O de esfuerzos por promover más capacitación y desarrollo de la mano de obra, en favor de los grupos más desempleados, como las mujeres, jóvenes, inmigrantes, por mencionar algunos.
La falta de empleo sin duda afecta la condición de vida de la familia, que debe enfrentar gastos y deudas sin su ingreso económico habitual.
A las malas condiciones de vida y repercusiones a la economía doméstica, se suman las emociones que golpean en especial al jefe o jefa de hogar, debido a la incertidumbre que implica buscar una nueva fuente de trabajo.
Mientras tanto, el interés del Gobierno centrado en sus “negocios”, y las promesas de campaña parecen haberse esfumado en un debate presidencial que prometió “más empleos, buenos y estables”. Veamos si Piñera cumple con su palabra empeñada.
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