Mientras la política mundial brega por sintetizar los contrapesos globales en un contexto internacional transicional, esto es, mientras se exculpen el orden global y regional (en distintas latitudes del globo), Latinoamérica y el Caribe gozan de la intrascendencia estratégica que las ha caracterizado como región. EE.UU., hegemón global en matriz bipolar primero, unipolar después (tras la Guerra Fría) y, ahora, resistiendo la multipolaridad global, se tensiona con China (y Rusia) de manera intensa con horizonte estratégico no tan favorable para él, intentando, creemos, el mejor aterrizaje en la multipolaridad que reclama China (con encubiertas voluntades por avanzar a las áreas de influencia mundial), en su proceso de consolidación nacional-regional y global.
La intrascendencia estratégica a la que se hace referencia respecto de las regiones americanas-latino-caribeñas se explica en la baja o inexistente posibilidad de influencia de poder que tuvo, y tienen, las zonas consignadas en la balanza del poder mundial, materializándose en el "diseño-ejecución" de la política mundial transicional actual (también la histórica). Prontamente se intensificarán las presiones sobre esta territorialidad respecto de la tensión global que representan EE.UU. y China, donde el primero, histórico centro de poder sobre estas regiones, reclamará por las definiciones que tenga sobre sus alianzas con China, desde su estrategia de inserción regional (de hecho, ya lo ha hecho, ahora con los aranceles sobre el cobre y cercanías con los BRICS). Su influjo en la multiplicidad de aspectos culturales, tecnológicos, comerciales e inversión en infraestructura sobre la región son de tal profundidad que, prontamente, obligarán a EE.UU. a la intensificación de la rigidez de las relaciones político-comerciales sobre la región (o regiones como indica esta opinión).
En este sentido, la intrascendencia estratégica de la que es depositaria la región, existente desde el Río Grande en la frontera mexicana-estadounidense, puede contenerse con conductas de cooperación e integración regional entre los estados de la región (regularmente declarada, pero tenuemente concretada), que permitan una mejor performance en este momento de transición del orden mundial. Cómo indica alguna literatura, estos espacios geográficos consignados, son depositarios de una reserva de recursos naturales y posición geográfica, que cualquier orden mundial precisa para seguir siendo tal, hecho que históricamente no ha sido suficiente para cristalizar en un propio centro de poder latinoamericano, explicándose ello por diversos procesos políticos y económicos, consolidando la ecuación de periferia (intrascendencia estratégica). En este sentido, otro aspecto soslayado en el análisis, pero de vital importancia estratégica es lo referido a las masas oceánicas y fondos marinos que se proyectan desde las líneas costeras en la Cuenca Oceánica Atlántica y Pacífica.
Varios actores de la escena internacional lo relevan, entre ellos el secretario ejecutivo de la Cepal, quien hace un llamado a los países de la región a mirar con ojo estratégico a los océanos, a propósito del Tercer Encuentro de la Naciones Unidas sobre esta materia. Interesa la afirmación geopolítica referida a que en oportunidades los estados de esta región son más territorio marítimo que terrestre, posicionando a la región como un actor estratégico en la agenda oceánica global, invitando a esculpir una economía marina sustentable y en conocimiento científico(1). Para ello, releva el segundo informe temático titulado como "Panorama del océano, los mares y los recursos marinos y su contribución al desarrollo sostenible de América Latina y el Caribe", logrado por Cepal y la cooperación francesa, donde hace mención a temas referidos a biodiversidad, cambio climático, gobernanza oceánica, economía azul, entre otros(2).
Estos antecedentes, entre otros, como es la existencia de los recursos hídricos, minerales y biogeográficos (el río Amazonas, los Andes) vitales para el funcionamiento climático (la Antártica) y económico global, debiese ser la base para que los códigos geopolíticos nacionales se orienten hacia matrices de cooperación e integración regional (en el mejor de los casos). Así, se esperaría que los regímenes multilaterales provenientes desde esta región (Celac, la otrora Unasur y el desafiado Mercosur), emergieran en sus diseños de origen, con el germen de la cooperación genuina (a riesgo de ser redundante) o, dicho de otro modo, cómo los intereses nacionales, encuentran en la cooperación mejores posibilidades para su materialización y, de ese modo, pasar de una intrascendencia estratégica a una relevancia estratégica. Lo mismo respecto de cómo avanzar en otros esquemas de cooperación como son los BRICS, dispositivo hoy por hoy alterno a la hegemonía estadounidense occidental, que -recientemente reunido en Brasil- conoció de la reacción estadounidense, justificando de este modo, la necesidad de cooperación regional para insertarse en este sistema internacional transicional y convulso.
La promesa latinoamericana, puede encontrar en esta transición de orden global-internacional, una oportunidad para "mejor situarse" en el sistema internacional. Le exige superar las ingobernabilidades internas de los estados (como siempre), pero de que existe una ventana de oportunidades en la medida que se logre la convicción de avanzar cooperativamente, existe. En esta línea, más allá de las legítimas aprensiones políticas y empresariales respecto de la cumbre "Democracia Siempre" (a propósito de las negociaciones con EE.UU.), donde coinciden algunos mandatarios sudamericanos -de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; de Colombia, Gustavo Petro; y de Uruguay, Yamandú Orsi-, más el de España, Pedro Sánchez; acogidos por Gabriel Boric, es un camino más a explorar, siempre, en el afán de constituir un código geopolítico nacional-latinoamericano de la honesta cooperación regional.
(1) Ver en Mensaje del Secretario Ejecutivo en evento paralelo 3ª Conferencia de la ONU sobre el Océano UNOC 3
(2) Ver en Cepal (2025) Panorama del océano, los mares y los recursos marinos y su contribución al desarrollo sostenible de América Latina y el Caribe
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