Con que fuerzas y entusiasmo miles de compatriotas cantaron con emoción la parte final de nuestra canción nacional. Hasta con lágrimas en los ojos repetimos la hermosa declaración que Chile es el asilo contra la opresión. No hemos aceptado que la FIFA cercene nuestro himno patrio y con porfía hemos levantado nuestra voz para gritarle al mundo que somos el asilo contra la opresión.
Pero no es verdad. Al menos no lo somos con respecto a los venezolanos que huyendo de la opresión de la dictadura de Maduro, buscan en Chile el asilo que les de libertad y oportunidades.
El problema fundamental se centra en la pública declaración del gobierno de Piñera, que Venezuela es una dictadura que oprime, provoca desesperanza, tortura, cárcel y muerte.
Si la mayoría de los chilenos estamos convencidos que Venezuela es Estado opresivo, entonces siendo consecuentes con lo que gritamos al mundo, tenemos el deber moral y humano de ser para ellos de verdad, el asilo contra la opresión.
Pero no lo somos.
Con hipocresía el gobierno declaró que el intento de ingreso a nuestro país por parte de los venezolanos, debe ser respetando las normas legales que nos rigen. Ello es correcto siempre y cuando los que lo solicitan sean turistas normales. Pero los que nos imploran el ingreso son personas que sufren la consecuencia de la opresión, y así, solicitan a Chile, con humildad, el derecho a ser recibidos por nuestra patria. Ellos nos están exigiendo con su sufrimiento y su dolor que seamos de verdad el asilo contra la opresión.
Pareciera ser que al gobierno le interesa mucho mas demostrar la inoperancia y crueldad del gobierno venezolano, utilizando el drama en millones de personas que requieren con urgencia de un trato humano y cristiano.
Los funcionarios que prohíben su ingreso, por no cumplir con las normas legales vigentes, no son los verdaderos culpables del drama de los venezolanos que deambulan por distintas fronteras, con niños, pequeños sufriendo vejámenes, viviendo en la interperie con temperaturas bajo cero, implorando clemencia y asilo.
Los verdaderos culpables de tanta crueldad no son los funcionarios a quienes se les obliga a cumplir vergonzosas órdenes legales e inhumanas, sino aquellos que no son capaces de visualizar que la opresión a los que los somete Maduro y el régimen dictatorial venezolano, deben tener como respuesta el grito que nace del alma de los chilenos, repitiendo con fuerza y emoción que Chile es el asilo contra la opresión.
Es hipocresía usar argumentos legales frente al sufrimiento y dolor de un país que supo en su momento ser para los chilenos oprimidos el asilo contra la opresión militar.
No somos el asilo contra la opresión.
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