China se ha transformado en los últimos años en una potencia con considerable peso en los distintos ámbitos, tanto regionales como a nivel global, y su importancia ha aumentado con la guerra en Ucrania. Pareciera ser que este año 2023 todos los caminos conducen a China. En primer lugar, debemos mencionar el importante rol de Pekín en la mediación de uno de los conflictos más importantes del Medio Oriente, entre Irán y Arabia Saudita, con lo cual China consolida su presencia e influencia en esta conflictiva región del planeta.
Irán y Arabia Saudita, representando las dos principales ramas del islam, chiitas y sunitas, respectivamente, han mantenido un largo enfrentamiento histórico, religioso y geopolítico. En 2016, después del asalto de la embajada saudita en Teherán por parte de manifestantes iraníes que protestaban por la ejecución de un clérigo chiita en Arabia Saudita, este Estado rompió relaciones diplomáticas con el país persa. A lo anterior, se suma una continua disputa, en algunos casos armada, entre ambos Estados por apoyar a bandos diferentes en los conflictos de Yemen, Irak y Siria, entre otros.
En marzo de 2023, Teherán y Riad anunciaron que reanudarían relaciones diplomáticas tras la sustancial mediación ejercida por China. Las negociaciones se celebraron en Pekín, con la participación de representantes iraníes y sauditas, y la mediación del canciller chino, Wang Yi. En palabras del ministro, su país desempeña un papel constructivo en los conflictos del mundo actual, más allá de "la cuestión de Ucrania".
Precisamente, este exitoso rol mediador de Pekín en el Medio Oriente está en la base de una posible propuesta mediadora en el conflicto entre Rusia y Ucrania. Previamente a la visita de Xi Jinping a Moscú y su encuentro con el presidente ruso, Vladimir Putin, el 20 de marzo de 2023, China presentó un plan de paz de 12 puntos. Entre estos se mencionaba el respeto a la soberanía de todos los países, el cese de hostilidades y la reanudación de las conversaciones de paz.
Aunque el plan de paz no prosperó y recibió las críticas de Estados Unidos y la Unión Europea, debido en parte a la oposición china a las sanciones impuestas contra Rusia, Pekín se ha transformado en un potencial mediador del conflicto ucraniano, ahora acreditado por el acuerdo logrado entre Irán y Arabia Saudita.
A lo anterior debemos mencionar las importantes visitas recibidas por el presidente Xi Jinping desde fines de marzo de 2023: primero, la del presidente español, Pedro Sánchez; luego; la del presidente francés, Emanuel Macron, acompañado de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Más recientemente, la del presidente brasileño, Luz Inácio Lula da Silva.
En el encuentro entre Sánchez y Jinping, el primero insistió en la posición de la Unión Europea y de Ucrania para terminar la guerra en este país a partir de una paz justa y duradera que implique el respeto de la integridad territorial de Ucrania. Días después se produjo la visita conjunta de Macron y Von der Leyen a China, donde el presidente francés le expresó a su homólogo chino su confianza y apoyo para que influya en Rusia y la lleve a la mesa de negociaciones de paz. Xi respondió que China está a favor de hablar de paz.
Estas tres visitas son importantes, porque muestran en primer lugar la importancia global y para Europa que tiene China en los ámbitos económico, político y estratégico. Al mismo tiempo, son una señal de que Bruselas asume una posición distinta a Washington en su aproximamiento a Pekin. En este sentido, para Europa es fundamental contar con China como un importante socio con el que se puede negociar y encontrar puntos de encuentro, en lugar de privilegiar una lógica de confrontación como ha sido la tónica característica de Estados Unidos.
La creciente influencia china alcanza a América Latina. Más allá de la sustancial importancia económica que tiene la potencia asiática, puede observarse también su continuo peso político. De este modo, hacia mediados del mes de marzo de 2023 el gobierno de Honduras decidió romper relaciones diplomáticas con Taiwan y reconocer la existencia de "una sola China" representada por la República Popular de China. Con esta decisión se reducen a solo 13 países los que siguen reconociendo a Taiwán y, por lo tanto, no mantienen vínculos diplomáticos con China.
Finalmente, debemos agregar otra importante visita a China: la del presidente brasileño, entre el 11 y 15 de abril de 2023. Esta visita demuestra el reintegro de Brasil al escenario internacional y, consecuentemente, el fortalecimiento de los lazos económicos y políticos con la potencia asiática.
En definitiva, los factores mencionados muestran que todos los caminos conducen a China, esto a partir de la mediación china en un conflicto importante del Medio Oriente; la presencia de una posición europea que se separa de la estadounidense al considerar a China como un actor relevante con el que se debe dialogar, una posible mediación de Pekín en el conflicto ucraniano; y, finalmente, la creciente importancia geopolítica de la potencia asiática para la región latinoamericana.
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