Venezuela, Maduro se va quedando solo

Hablar de crisis y tensión en Venezuela es algo que, por desgracia, se ha vuelto casi un lugar común. Ya fuese bajo el gobierno del desaparecido Hugo Chávez o ahora con el Presidente Nicolás Maduro, lo cierto es que este país lleva años sumido en una profunda polarización que parece haber entrado en una nueva y peligrosa etapa.

El hecho de que tras las últimas elecciones la Asamblea Nacional pasó a ser controlada por la oposición, fue un durísimo golpe para el chavismo, que por todos los medios ha intentado bloquear sus atribuciones.

No solo rechazó una Ley de Amnistía para todos los opositores presos, entre los que se encuentra Leopoldo López, sino que además busca frenar y desmantelar la iniciativa opositora de llevar adelante un referéndum revocatorio en contra de Maduro, a pesar de que ya cuenta con 1.800.000 firmas de apoyo.

Frente a eso, Maduro respondió de manera contundente al imponer un estado de excepción por 60 días que la Asamblea, obviamente, se negó a aprobar.

Si Venezuela se mostraba dividida entre chavistas y antichavistas, ahora el país además enfrenta una abierta pugna entre poderes del Estado. Y esto solo puede ahondar la crisis económica que, según el FMI, llevará al país a una inflación cercana al 700% para fines de este año. Un escenario catastrófico al cual se suma el desabastecimiento de alimentos, medicinas y artículos de primera necesidad, así como la inseguridad reinante.

Frente a este panorama, Maduro no ha demorado en reactivar su clásico discurso anticapitalista y antiestadounidense. Una estrategia pensada en función de buscar en el extranjero a los responsables de todos los problemas que afectan al país. Sin embargo, en esta ocasión, sus palabras no están encontrando el eco esperado.

Por ejemplo, el secretario general de la ONU, el uruguayo Luis Almagro, no ahorró en calificativos al acusar a Maduro de “dictadorzuelo” si finalmente no acepta la realización del referéndum revocatorio.

Asimismo, los antiguos aliados del chavismo han comenzado a desaparecer o guardan un prudente silencio. Mauricio Macri, desde Argentina, ha insistido en que se le aplique a Venezuela la Carta Democrática; el nuevo gobierno de Michel Temer, en Brasil, está demasiado ocupado resolviendo sus problemas internos; Evo Morales y Rafael Correa esta vez no han salido públicamente apoyando al chavismo y Cuba, desde que inició su acercamiento con Estados Unidos, parece distanciarse cada vez más del régimen venezolano.

Según cifras de un reciente sondeo de Datanálisis, el 70% de los venezolanos —afectados por un sinnúmero de carencias, siendo este país una potencia petrolera— está a favor de un cambio de gobierno. Y lejos del entusiasmo que despertaba hace años en el extranjero, el discurso confrontacional y excluyente del chavismo ya no recibe el apoyo de antes. Maduro se está quedando solo.

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