El impacto de la crisis climática es una realidad que debemos enfrentar con preparación. Hace un mes, una investigación llevada a cabo por el Banco Europeo de Inversiones ha destacado la percepción de los chilenos y chilenas ante el impacto del cambio climático. En ese sentido, 88% de las personas sondeadas reconocieron que experimentan los efectos del cambio climático en su vida diaria.
En julio recién pasado, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, advirtió que se terminó la era del calentamiento global, pues comenzó la de la "ebullición global". En síntesis, llamó a actuar ya ante las históricas olas de calor que golpean al planeta.
Chile, debido a sus características demográficas, es un país altamente vulnerable al cambio climático, lo que se ve evidenciado por el aumento de las temperaturas, escasez de precipitaciones, aumento de las frecuencias e impactos de las sequías, olas de calor, erosiones de las costas y retroceso de glaciares.
En este contexto, uno de los principales desafíos en la gestión del riesgo silvoagropecuario consiste en la concientización y educación de los agricultores y actores públicos sobre los peligros potenciales y las medidas preventivas que pueden tomar ante las principales amenazas, como episodios intensos de calor o precipitaciones intensas.
En este sentido, el Instituto de Desarrollo Agropecuario (Indap) lleva adelante una misión clave para implementar políticas que permitan enfrentar adecuadamente los principales riesgos que afectan a la Agricultura Familiar Campesina e Indígena, así como generar información, actualizar conocimientos y transmitirlos a las productoras y productores. De esta manera pueden enfrentar escenarios adversos con conocimientos que les permita tomar decisiones informadas.
La gestión del riesgo busca reducir la probabilidad de que ocurra un desastre. Pero, ¿podemos evitar que ocurran? Difícil de responder, pero siempre se pueden mitigar los daños. Por ejemplo, si se cuenta con sistemas de alerta temprana se pueden trasladar animales y colmenas de zonas de riesgo, minimizando las pérdidas.
Por lo mismo, aun cuando es importante actuar de manera rápida y eficiente después de un desastre, también es relevante tomar acciones antes de que este ocurra. Para ello, es necesario preguntarse: ¿Existen grupos más vulnerables que otros y cuáles son? De esta forma podemos tomar acciones para gestionar el riesgo.
Desde el inicio de nuestra administración en Indap hemos implementado una estrategia técnica y enfocada en la gestión de riesgos, centrada en el apoyo a la agricultura de familias campesinas e indígenas, en colaboración con otros actores públicos, privados y de la sociedad civil y teniendo siempre en nuestro horizonte que el conocimiento es poder para enfrentar las adversidades que la naturaleza nos pone en el camino.
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