Gestionando la escasez hídrica en Coquimbo

El Estado en su conjunto ha dictado una serie de herramientas para mitigar los daños derivados de la severa sequía desde distintas perspectivas y que afectan a la Región de Coquimbo, tales como los decretos de escasez hídrica y de emergencia agrícola, así como también, las declaraciones de zona de catástrofe y de riesgo sanitario.

Una de las grandes obras de ingeniería de la región es el sistema Paloma de la cuenca del río Limarí -construido entre 1959 y 1967-, conformado por los embalses Recoleta, La Paloma y Cogotí, el que se diseñó en un escenario muy diverso al de hoy, cuando las precipitaciones eran más abundantes y frecuentes que en la actualidad, donde el cambio climático no era una variable a considerar en aquella realidad hídrica. Consideremos que, a pesar de las lluvias de la semana del 20 de mayo, dichas obras de acumulación continúan entre 0 y 1,3 por ciento de volumen de agua respecto a su capacidad total, y que si bien durante el evento meteorológico se registró un promedio de 54 centímetros de nieve en las rutas monitoreadas por la DGA; la situación hídrica de las cuencas sigue siendo frágil.

Desde la Dirección General de Aguas del MOP nos enfocamos en tres labores particulares para gestionar la escasez de Coquimbo con el objeto de priorizar el agua para el consumo humano, saneamiento y el uso doméstico de subsistencia, es decir, agua para satisfacer las necesidades de bebida, aseo personal, cultivos de productos hortofrutícolas que son indispensables para la subsistencia y bebida para animales.

En virtud del decreto de escasez hídrica, la DGA le exigió a todas las Juntas de Vigilancia de la región un acuerdo de redistribución que permita asegurar el consumo humano, los que son necesarios para establecer el caudal que se puede extraer de acuerdo al agua almacenada para los distintos usos, por lo que contar con información es clave y necesario para la toma de decisiones. Acuerdos que van de la mano del monitoreo y vigilancia por parte de la DGA para resguardar lo instruido

Dicho lo anterior, la primera labor es administrar las aguas disponibles. Particularmente, a la Junta de Vigilancia del río Limarí y sus afluentes se le ordenó garantizar la entrega de agua a las plantas de tratamiento ubicadas en Ovalle y Sotaquí, así como también se limitó la cantidad de agua de salida desde el embalse La Paloma para garantizar el agua para el consumo humano. Es por ello, que en abril la DGA instaló tres nuevos sensores para medir con precisión y exactitud todas las descargas del embalse La Paloma, y en mayo instalamos una estación cercana al embalse para medir el caudal que ingresa a esta obra hidráulica.

En esa misma línea, a la empresa sanitaria local, Aguas del Valle, se le solicitó un plan de acción para enfrentar con todas las medidas y acciones correspondientes, la escasez. Por ejemplo, que cumplan con informar el agua que extraen, tener conocimiento de la operación de pozos que cuentan con autorización de la DGA, entre otras.

En segundo lugar, y con el objeto de aumentar y garantizarla disponibilidad de agua, se avanza en la búsqueda de nuevas fuentes y en eficiencia hídrica. De esta manera, a principios de mayo, la DGA autorizó a Aguas del Valle la construcción de un peraltamiento provisorio en el Canal Romeral -que debe ser autorizado por usuarios- para extraer aguas mediante bombas móviles y conducirlas hacia la planta Los Peñones, mejorando la eficiencia en la captación. Además, la Dirección de Obras Hidráulicas construirá zanjas en ambas colas del embalse La Paloma, en río Grande y Huatulame, para aportar más agua al embalse.

Respecto a las aguas subterráneas, a finales de julio la DGA contará con un estudio sobre los acuíferos aguas abajo del embalse La Paloma para identificar potenciales sectores para perforación de pozos.

El tercer punto es porque hasta allí, vemos acciones concretas entre otras medidas que están tomando el Ministerio de Agricultura y otras reparticiones públicas, pero ¿qué pasa con la planificación para enfrentar los efectos adversos de la sequía?, para eso está el Plan Estratégico de Recursos Hídricos en Cuencas (PERHC), promoviendo la gobernanza con todos los actores desde la Mesa Estratégica de Recursos Hídricos. El pasado jueves 16 de mayo se constituyó la mesa de la cuenca del río Choapa, con representantes de servicios públicos, organizaciones de usuarios, servicios sanitarios rurales, pequeña agricultura, pueblo indígena, ONG, gremio productivo, academia y empresa sanitaria.

La instancia tendrá por fin colaborar en el desarrollo del PERHC, el cual deberá arrojar una completa radiografía de la cuenca y proponer medidas de acción que permitan hacer frente a las necesidades presentes y futuras del recurso hídrico con soluciones basadas en la naturaleza, nuevas fuentes de aprovechamiento y reutilización de aguas, debiendo sus integrantes priorizar cuáles ejecutar.

Si bien debieron pasar 15 de años de sequía y 4 gobiernos, es finalmente en 2024, bajo la presidencia de Gabriel Boric, que se está concretando un nuevo modelo de gobernanza desde la cuenca para promover la gestión integrada de recursos hídricos. Lo cual se complementará con el Plan de Adaptación al Cambio Climático de Recursos Hídricos, cuyo anteproyecto estará para consulta pública en junio próximo.

Así, estamos avanzando en seguridad hídrica con un modelo participativo de gestión y con información actualizada en mano, para modelar el futuro desde las cuencas.

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