La Agenda 2030 comprende varios Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) enfocados en la prosperidad. Ésta se asocia hoy con un equilibrio entre las personas y el planeta, por lo tanto, la industria debe ir -sin duda- hacia una producción que reduzca sus impactos negativos. Así, las empresas determinan sus estrategias de sostenibilidad, cada vez más integradas a sus definiciones corporativas.
Nuestros actuales patrones de consumo y producción han contribuido ampliamente a la triple crisis que amenaza la salud humana y planetaria: el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación. Si mantenemos nuestros hábitos actuales, en 2050 necesitaríamos los recursos naturales de tres planetas como el nuestro para asegurar una vida digna a una población mundial estimada en 9.600 millones de personas. Es por esto que un consumo y una producción más sostenible son urgentes.
El ODS12 apunta a fomentar el uso responsable de los recursos naturales, reducir los desechos y el desperdicio de alimentos, reciclar y reutilizar. Ello se traduce en una mejor calidad de vida para todos y, además, ayuda a lograr planes generales de desarrollo, que rebajen costos económicos, ambientales y sociales, que aumenten la competitividad y que reduzcan la pobreza. Entonces hoy se trata de incentivar que las empresas entreguen productos y servicios cuya trazabilidad sea posible, en toda su cadena de producción, que exista preocupación y se determinen acciones desde la creación de un bien, hasta su término.
Las declaraciones de sostenibilidad son muy valiosas cuando son auténticas, pero también se han transformado en una poderosa herramienta de marketing, sobre todo cuando vemos consumidores cada vez más conscientes, que buscan productos y servicios que se alineen con sus valores, causas y estilos de vida, por lo que las empresas han visto en la comunicación de estos atributos una herramienta que les permite diferenciarse en el mercado. Hoy el consumo responsable debe ser verdadero, preciso, verificable, útil y fácil de comunicar. Sabemos que los consumidores esperan mensajes claros e inclusivos, para fundamentar sus decisiones de compra.
La gran crisis de confianza en las instituciones y también en las empresas crea grandes barreras. Es fundamental reconstruir confianza, la que se obtiene a través de la comunicación de información exacta, verificable y concreta, sobre una base científica o técnica y con estándares sociales de representación, inclusión y derechos. Los clientes han cambiado mucho y tienen mayor preferencia por los productos que contienen tecnologías sustentables, son conscientes del impacto que los productos que consumen, pueden causar en el medioambiente, por lo que hoy la empresa no puede dejar de atender una expectativa de sus clientes, que cada vez es más marcada.
El consumo y producción responsable es la manera más eficiente para que todos aprendamos a valorar estos atributos y así contribuyamos a construir una mayor conciencia del rol de cada uno, en cuidar nuestro planeta.
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