Durante esta semana, el Consejo y el Parlamento europeos han llegado a un acuerdo político provisional para hacer que los envases sean más sostenibles y disminuir los residuos de envases en la Unión Europea, cerrando la propuesta sobre el reglamento de envases y residuos de envases. Esta política europea busca impulsar la economía circular en el área de envases y embalajes.
En esta propuesta se establecen los requisitos para garantizar que los envases sean seguros y sostenibles, además de exigir que todos los envases sean reciclables, estableciendo además objetivos vinculantes de reutilización y exigiendo la disminución de envases y material en envases que se utilizan actualmente.
En este acuerdo no sólo se abordan los temas de sostenibilidad ambiental, incluyendo objetivos mínimos de contenido de plástico reciclado en envases para el 2030 y 2040, sino también exigencias respecto a la presencia de sustancias alquílicas perfluoradas o polifluoradas en los envases, estableciendo valores máximos de la presencia de estas sustancias y estableciendo también objetivos para la reutilización de envases. Así, en el 2029, se deberá garantizar la recolección separada de al menos el 90% anual de botellas de plástico y envases metálicos de bebidas de un solo uso. Para poder abordar estos objetivos muchos países de la UE están buscando mecanismos de premios, en muchos casos de tipo económico, para aquellos consumidores que son activos en el reciclado o reutilización.
Si bien reconocemos los esfuerzos que ha hecho el Ministerio de Medio Ambiente en este tema, aún falta mucho. La infraestructura disponible es totalmente inválida, solo basta ir a los puntos limpios para darse cuenta de su realidad. Primero son totalmente insuficientes en número, además parecen que están ahí solo por dar una imagen, ya que son pequeños, incapaces de dar respuesta a los consumidores que conscientes quieren reciclar, pero además actuando como "basurero" de otros muchos residuos, cuando en muchas de las bocas de los "puntos limpios" se mezclan los materiales, no hay una frecuencia adecuada de retiro del material transformado esos puntos limpios en lugares insanos y de acumulo de material.
Chile está todavía muy lejos frente a países que premian un comportamiento ciudadano ejemplar. En nuestro país los puntos limpios como hemos dicho son pocos y requieren una mejor gestión. Chile debe abordar este problema, mejorar la infraestructura, la gestión y sobre todo educar a la población y crear mayor conciencia de la necesidad de cuidar los residuos que se generan, sólo así se podrá empezar a aplicar el concepto de economía circular en el área de envases.
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