Una de las preocupaciones esenciales que asumí como parlamentaria por la Región de Coquimbo es la de los recursos hídricos. La larga sequía lo transformó en un problema crítico. Hoy, la situación es mejor, pero sigue siendo un tema latente. Estudios indican que el cambio climático afectará tarde o temprano la disponibilidad de agua.
Por eso esta preocupación ha sido integral. Por una parte, buscando nuevas fuentes de agua. Para ello impulsamos con fuerza la desalación, que puede llevar agua a zonas donde es menos abundante. También queremos que se administre y gestione mejor, lo que involucra hacer cambios en el Código de Aguas y dotar de más facultades a la DGA.
Asimismo, es fundamental utilizar mejor el agua. Ello implica seguir construyendo embalses y mejorar el regadío y la distribución.
También he propuesto la reutilización de las aguas grises. En las duchas o lavamanos de nuestras viviendas se usa agua que no termina muy sucia ni contaminada.
Con un mínimo tratamiento puede volver a usarse para algunos fines inofensivos, en las mismas casas, en condominios o a nivel local, como el uso doméstico en baños, el riego de frutales, el riego ornamental de parques y jardines; o aplicaciones industriales, como enfriado de calderas o lavado de vehículos y maquinarias.
Nuestra legislación no lo consideraba. Por eso, he impulsado un proyecto que permitirá reutilizar el agua, bajo ciertas condiciones y autorizaciones.
La iniciativa está en una etapa bastante avanzada. Esperamos culminarla próximamente. Será un nuevo paso en el desafío integral de cuidar nuestros recursos hídricos.
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