Esta semana nos ha tocado enfrentar lluvias intensas. Han aumentado los caudales de los ríos del centro y sur de nuestro país y lugares que estuvieron completamente secos, como las Siete Tazas y el Velo de la Novia, en el caso de mi Región del Maule, volvieron a tener vida. Pero no nos tenemos que confundir, la sequía aún golpea a Chile y lamentablemente es algo con lo que deberemos convivir.
Hace algunos días la ONU publicó un informe que a muchos nos dolió, que describió como "un infierno" la grave situación que estamos atravesando por el cambio climático y nos advirtió que si no implementamos las medidas necesarias a tiempo, Chile enfrentará una disminución de las precipitaciones, el retroceso de la línea de la costa, sequías más graves y más frecuentes y mayor riesgo de incendios forestales.
Esa realidad está más cerca de lo que pensamos, solo basta ver lo inestable que ha sido este año. No puede ser que el mes de enero haya sido uno de los más lluviosos en la historia de regiones como Maule y Valparaíso, y que luego julio haya sido uno de los meses invernales más secos, con 80 por ciento de déficit respecto al promedio histórico.
Esto ha llevado a que tengamos 104 comunas con decreto de escasez hídrica, lo cual es un tercio de todo el país. Pero no basta solo con eso, ahora mismo tenemos que reflexionar qué país queremos, no solo para las generaciones futuras, sino también para nosotros mismos.
Es urgente embalsar las pocas aguas que tenemos para asegurar el consumo humano y el riego de los agricultores, y en este sentido, en el Congreso hemos estado trabajando en una reforma al Código de Aguas que propone diversas modificaciones para proteger este recurso tan importante. Ha sido un proceso largo que ha costado mucho, han sido más de 10 años esperando a que se concretara, pero estoy convencido de que la Cámara Baja despachará pronto este proyecto para que finalmente se haga realidad.
Por otra parte, hay que tener responsabilidad con el medio ambiente, ya que siempre debe estar el recurso hídrico disponible para mantener el caudal ecológico, algo que es razonable para el cuidado de nuestro medio ambiente y la biodiversidad, que es algo tan valioso e importante. Creo que este código abarcó varias áreas que tienen que ver con el buen uso de este recurso que está cada día más escaso.
También protegeremos las turberas de las zonas de Magallanes, Aysén y la Antártica chilena. Cada vez que el Ministerio de Obras Públicas quiera construir un camino o una carretera, deberán pedir un estudio de impacto ambiental, de manera que cuiden este tipo de humedales.
Hoy día, más que nunca, necesitamos enfrentar la escasez hídrica de manera urgente para no depender de un sistema frontal y esta reforma al Código de Aguas será un paso enorme para ello. No solo entregará la justicia que la sociedad chilena demanda, sino que también recalcará que es un bien nacional de uso público y priorizará el consumo humano, el riego, y la protección de nuestro medioambiente, que a fin de cuentas, es el único que tenemos.
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