Medios y democracia
Chile requiere construir un sistema de medios representativo de sus diversidades sociales, políticas, étnicas, culturales y políticas, que al mismo tiempo contribuya a un desarrollo integral del país.
Es un desafío esencial para lograr articular una sociedad y una democracia plurales e inclusivas, a diferencia de lo que ocurre actualmente.
De hecho,
la crisis política y ciudadana actual, expresada en la desigualad, la abstención electoral, el descontento social y las protestas, está marcada también por la existencia de un espacio público y de medios excluyentes.
Como país, necesitamos impulsar medios comunitarios, públicos y privados representativos de las múltiples voces que existen en la sociedad chilena, como una forma de favorecer el diálogo intercultural.
Es un esfuerzo que requiere tanto de políticas públicas activas en el ámbito del desarrollo de medios como de procesos participativos impulsados desde y con la sociedad civil.
Una política nacional de desarrollo mediático debe enmarcarse en la promoción de los derechos humanos, bajo el horizonte de justicia y ética de los consensos y acuerdos internacionales en materia de derechos de la comunicación y desarrollo mediático.
Un acápite especial lo constituye la preocupación por los derechos en esta materia de los pueblos indígenas, contenidos en los acuerdos internacionales firmados por Chile, como la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas y el Convenio 169 de la OIT.
El desarrollo de un sistema de medios inclusivo y plural debe considerar por tanto las demandas de identidad, memoria, preservación del lenguaje y diálogo intercultural que supone la existencia fortalecida de medios indígenas.
En ese marco, una política nacional de desarrollo de los medios debe tener como horizonte de sentido la promoción y defensa de los derechos humanos en general y de los derechos de la comunicación en particular.
Todo ello en el marco de justicia y ética que establecen los consensos y acuerdos internacionales, de los cuales Chile es tributario.
Los lineamientos de esta política deben ser: la formación de medios públicos y autónomos en radio, prensa y televisión como ocurre en países desarrollados, el impulso a través de órganos independientes de medios comunitarios, facilitando su acceso al espacio radioeléctrico, la Internet, recursos de gestión y financiamiento.
Asimismo, la desconcentración propietaria en el mercado privado de medios y la eliminación de las barreras industriales de entrada existentes en prensa, radio y televisión, para garantizar efectiva competencia industrial, y el impulso especial de acceso a medios en las comunidades indígenas como una forma de fortalecer su identidad, lengua y cultura.
Finalmente, la promoción de acceso y uso social a Internet de parte de ciudadanos, colectivos y comunidades, y el apoyo a debates e investigaciones en colegios y universidades sobre derechos de la comunicación y usos sociales de los medios.
Estos fines, que constituyen una unidad, son alcanzables tanto a través de modificaciones legales, como de la formación de líneas de financiamiento que otorguen viabilidad a una política nacional de desarrollo de medios para la profundización de la democracia y la ampliación de los derechos humanos.
Como medio, la televisión es el principal actor sociocultural en el espacio público.Por ello, es importante para el país y la democracia que en el sistema televisivo esté expresada la diversidad social, política y étnica que existe en Chile.
En ese marco, se requiere definir una política pública de desarrollo de medios televisivos, constituir a TVN en una televisión pública, autónoma y con financiamiento estatal que genere una producción de contenidos articulada desde las grandes preocupaciones del desarrollo de Chile como nación y sociedad y mejorar la definición y los mecanismos de asignación de las concesiones comunitarias, estableciendo líneas de financiamiento para su producción de contenidos y su desarrollo de capital humano e infraestructura.
En radio, en tanto, la prácticas discrecionales y discriminatorias en la adjudicación de frecuencias, la falta de límites efectivos a la concentración de medios y, en general, el establecimiento de barreras al acceso equitativo de las comunidades indígenas, organizaciones sociales a la radio sin fines de lucro son comunes en Chile.
No obstante,
la radio es un medio esencial en el desarrollo de la integración nacional, la preservación de la oralidad, la formación de capital social para un desarrollo inclusivo y el fortalecimiento de la multiculturalidad de Chile.
Por ello, es esencial impulsar políticas de asignación equitativa del espectro radioeléctrico a actores públicos, privados y comunitarios.
Crear una radio pública autónoma que produzca contenidos sociales, culturales, políticos y económicos con un sentido de debate público y fijar límites a la concentración propietaria y establecer prohibiciones a prácticas monopólicas, como las relativas a la gestión de antenas de radiodifusión.
En prensa escrita, la alta concentración propietaria y de contenidos obedece a la falta de políticas públicas a favor del pluralismo y a la consolidación de barreras de entrada para el ingreso de nuevos actores.
En esa perspectiva, existen medidas que pueden facilitar y promover el surgimiento y desarrollo de nuevos actores,
tales como la instalación de distribuidoras e imprentas públicas o con financiamiento público, para romper las barreras monopólicas existentes.
En tanto, las políticas sobre Internet deben promover prioritariamente el acceso a la red y su neutralidad.
En detalle, otorgar con fondos púbicos Internet gratuita y de libre acceso en todas las comunidades aisladas del país y en todas las comunas con niveles de pobreza superiores significativamente al promedio nacional, promover con fondos públicos el uso y apropiación social de Internet en escuelas y organizaciones ciudadanas y abrir una línea de financiamiento desde Conicyt para el desarrollo de aplicaciones sociales de Internet.
Son sólo algunas ideas para un debate que no podemos seguir postergando: la necesidad de contar con un sistema de medios de estatura democrática.
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