Este mes de julio termina la inscripción de las candidaturas a los concejos municipales, alcaldías, gobernaciones y consejos regionales, y se abre un nuevo período, el proceso electoral para renovar sus autoridades democráticas que culmina el próximo año con los comicios que elegirán el nuevo Parlamento y al Presidente de la República.
Así mirado, este período político comenzó con el triunfo de Gabriel Boric en las primarias y luego en las elecciones presidenciales, con ello, el Frente Amplio incrementó su protagonismo en el escenario político nacional. Por el contrario, en la primera vuelta presidencial de 2021, las fuerzas de la exConcertación sufrieron una dura derrota al llegar en el quinto lugar de las preferencias.
En la derecha, quedaron J.A. Kast y el Partido Republicano como actores decisivos, al desplazar al conglomerado Chile Vamos y pasar a la segunda vuelta, con ello, la derecha tradicional tuvo que respaldarlo y fue testigo de cómo el grupo ultraconservador le arrebataba parte cuantiosa de sus propias bases de sustentación social.
Luego de su victoria en la segunda vuelta, el Presidente Boric invitó a su gabinete a la izquierda y la centroizquierda, esa decisión le permitió dotar a su gobierno de una base sólida para reponer la estabilidad democrática después de un periodo de fuertes turbulencias políticas y sociales. Ha tenido altos y bajos, pero avanza en dar respuesta al problema principal: dar seguridad al país haciendo más eficaz la lucha contra el crimen organizado.
Ampliar su base de sustentación fue una decisión acertada, porque era necesaria. Su principal apoyo -el FA- se proyectó desde las luchas estudiantiles y en tiempo muy breve llegó a las tareas de gobierno, así se requería de la experiencia de los partidos que conocían la administración pública. En particular, el Presidente recogió la decisión del Partido Socialista de apoyarlo "sin condiciones".
La situación nacional no se mantuvo estática, el proceso constituyente fue una frustración a gran escala. En septiembre de 2022, en la primera propuesta de nueva Constitución, se fracasó por la preponderancia que tuvo en esa etapa la ultraizquierda. Luego vino otro suceso de gran impacto, fue la representación mayoritaria que tuvieron los republicanos en los comicios de mayo de 2023, logrando el control absoluto del Consejo Constitucional y no fueron capaces de llegar a ninguna parte. Fracasaron. No hubo nueva Constitución Política del Estado. Quedó indefinidamente pendiente.
El Gobierno, al no tener mayoría parlamentaria, no puede sacar adelante sus propuestas fundamentales, como la reforma de pensiones y el pacto fiscal para una mayor recaudación. Sin embargo, consiguió estabilizar la economía y encauzar hasta ahora la efervescencia social.
Hay un ancho campo de injusticias y abusos que no amainan, la institucionalidad democrática se ve sin respuesta y la gente se decepciona. Ese desencanto aumenta la desconfianza hacia la acción política, ese círculo vicioso está socavando muy seriamente las bases de sustentación del régimen democrático.
Los comicios de este año y el próximo van a reflejar como han repercutido estos hechos, tan diversos, en el respaldo ciudadano a los partidos, liderazgos y conglomerados, como fue internalizada y asumida por la población la línea de acción seguida por sus representantes o voceros.
Ahora bien, al igual que en muchos países de Europa, la derecha tradicional adopta posiciones ultraconservadoras para atajar el debilitamiento que le ocasiona el crecimiento de la ultraderecha, y entra a competir en el discurso político tomando las banderas autoritarias y regresivas con que los republicanos le abren un forrado en sus propias bases.
Por tanto, si el 2025 la derecha llegara a ganar, sería un gobierno fuertemente reaccionario comprometido a realizar una retroceso político, social y cultural que pondría a Chile en un escenario inestable y confrontacional, con una población cuya mentalidad avanzó social y culturalmente, pidiendo ampliar sus derechos, y un gobierno, en ese caso, de posiciones regresivas.
Por eso, la unidad de acción y el apoyo al gobierno son un factor clave para el futuro, no hay que dispersarse, tampoco dividirse, sino que afianzar el entendimiento de las fuerzas de izquierda y centroizquierda desde ahora, con vistas a las elecciones presidenciales del próximo año. La derecha trabaja la imagen que las tiene ganadas. No es así. Con la unidad y lucha de los demócratas chilenos podremos derrotarlos nuevamente.
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