Co-escrita con Hugo Jofré R., magister en Políticas Públicas
Los 23 de 51 escaños obtenidos por el Partido Republicano no solo marca el gran éxito del partido de José Antonio Kast, sino que también la debacle de los partidos tradicionales que lideraron la política de la transición. Si bien la magnitud del triunfo fue una sorpresa, todos los analistas pronosticaban un crecimiento de los republicanos. La caída del PDC, PRSD, PPD sumada al mal desempeño de la UDI, RN y Evópoli tuvo sus primeros antecedentes en elecciones anteriores.
La segunda vuelta presidencial de 2021 fue la primera vez desde el retorno de la democracia que ninguna de las coaliciones tradicionales fue capaz de pasar al balotaje. Esto fue un anticipo de la elección de consejeros constitucionales, donde Chile Vamos llegó a 11 representantes y el PS a 6, aunque ahora formando pacto con el PC y el FA. Es de esperar que este resultado ponga una lápida en varias colectividades que se encontraban con respirador artificial: el PRSD, el PDC e incluso el PPD. Por el lado de la derecha, las cuentas no pueden ser alegres, ya que Chile Vamos como coalición dejó de ser el eje de la oposición, sitial que hoy tomará el Partido Republicano.
El desfonde de RN, la UDI y Evópoli es claro: perdieron en todas la regiones del país frente a los Republicanos. Los 4 representantes de RN son señal que la carencia de un proyecto político nítido está pasando la cuenta en la casona de Antonio Varas. Si bien la UDI tuvo un resultado menos malo que su histórico aliado, se enfrenta a la disyuntiva de distinguirse de un partido del cual no cuenta con diferencias ideológicas sustantivas, el votante UDI no es muy distinto del votante republicano.
A la hora de buscar una explicación respecto a los resultados, la alta fragmentación en la Cámara y la incapacidad del sistema político de dar respuestas a las demandas sociales les pasa la cuenta a los incumbentes. Con el pasar de los años, los efectos de la reforma electoral 2017-basada en la unión de los antiguos distritos binominales y aumento de sus magnitudes parecieran poner en jaque la gobernabilidad del sistema político. Esto tuvo efectos en el sistema de partidos al bajar las barreras de entrada al Parlamento y generar incentivos para la creación de nuevos partidos con baja representación parlamentaria. Con todo, los agentes se ven tentados a apuntar a determinados nichos en lugar de resguardar una identidad política nítida.
La exConcertación ya pagó el precio frente a sus hoy compañeros de gobierno del Frente Amplio. Luego de años de críticas a sus gobiernos y los famosos 30 años, la difunta Concertación hoy es vagón de cola de Apruebo Dignidad. Chile Vamos está experimentando las primeras muestras de la misma medicina de manos de los republicanos.
El desafío de los partidos de Chile Vamos será buscar la forma de diferenciarse del partido de Kast, de lo contrario les pasará lo mismo que al PDC y al PRSD, se volverán irrelevantes de cara al futuro político de nuestro país.
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