El Comandante en Jefe del Ejército, Ricardo Martínez, no termina de sorprendernos con sus dichos. Claramente no asume el peso de sus palabras, el impacto de sus dichos.
El habló frente a 900 de sus oficiales, temas que deberían ser investigados de manera profunda por constituir un delito; señalar como mala práctica el dar por perdidas armas para luego venderlas al narcotráfico, no se equipara con la gravedad de los hechos.
Martínez parece a todas luces un Comandante que no le tiene miedo a la palabra.
Lo hace con transparencia, otra cosa es que haga buen uso de la misma.
El ha señalado que va a defender con dientes y muelas las privilegiadas pensiones de las Fuerzas Armadas. Yo lo he dicho y hoy lo reitero, quiero nivelar para arriba, quiero el mismo régimen de las FFAA para todos los trabajadores y trabajadoras chilenas.
Es momento entonces de ir al fondo del tema, no se trata solo de que las Fuerzas Armadas tengan un buen sistema previsional, lo que sucede es que el nuestro, el de 14 millones de chilenos y chilenas, es un pésimo sistema previsional y pese a que 2 millones de personas salieron a las calles a protestar y pedir un cambio, nada ha ocurrido.
Las palabras del General demuestran que el peso de la ciudadanía es infinitamente inferior al de la jerarquía militar; el Ejército tiene el poder de defender su sistema previsional, pero la ciudadanía no puede derribar el suyo.
Y en este nuevo episodio, al decir “esto no es Ruido de Sables”, el General Martínez no sopesa sus palabras, pues dicha frase es entendida en Chile como “Ruido de Golpe Militar”.
Pues aunque hace referencia a una situación ocurrida en 1924, cuando jóvenes oficiales le representaban al Senado de la República su malestar por establecer la postergación del debate de políticas sociales destinadas a todo el pueblo y en especial a los trabajadores, hoy este ruido suena a que el Ejército quiere defender lo propio.
Chile es un país donde a principios de los 90, los generales se negaban a renunciar frente al mandato de los ministros.
El país ha cambiado, las Fuerzas Armadas siguen siendo una familia, pero debemos tener un sistema donde la Transparencia sea un tema central para todas ellas, donde exista sometimiento del poder militar al civil; donde no se diga que son malas prácticas cuando hay delitos; donde no haya impunidad; donde se conozcan los ascensos; donde el Senado apruebe las compras de armamento, tal como propongo en mi Proyecto de Ley, ingresado el año 2016.
Pues no olvidemos, las cifras que han implicado los casos de fraude en las Fuerzas Armadas son escandalosas, más aun para un país que necesita recursos para combatir la gran desigualdad social y económica de millones de chilenos y chilenas.
Yo solo espero que existan medidas concretas por parte de los Altos Mandos de las Fuerzas Armadas, de forma que los Ruidos de Sables, se transformen en Ruido de Aplausos de toda la sociedad.
No en Ruido de Dientes ni de Muelas. Y menos aún en mucho Ruido y pocas Nueces, como ahora.
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