Futuro de la democracia cristiana

Escucho un rasgar de vestiduras, percibo los rostros de asombro, adivino las acusaciones a otros, presencio el recorrer el pasado y también el pedir protección a quienes fundaron la DC. Es todo un mundo de padecimientos y asombro, de inculpaciones y recriminaciones el que dejó el resultado de las últimas elecciones presidenciales.

Soy un convencido que hay que reflexionar. Es el momento en que las mentes de todos los que militan y simpatizan con la DC hagan el esfuerzo de comprender. Llegó al día de compaginar, adecuar lo que pensamos a lo que vivimos, así ordenaremos lo que nos parece un desbarajuste o confusión. Debemos dejar atrás las evocaciones míticas y dar lugar al razonamiento científico.

Debemos ir más allá de lo que creemos que se consiguió para proyectarnos en el mundo en que vivimos y hacerlo desde la realidad. Quizás debamos ser un poco como Tales de Mileto, aquel geómetra y astrónomo griego que permitió un puente entre la mitología y la ciencia, haciendo que los griegos trascendieran permanentemente al futuro.

La DC nació a la sombra de la Iglesia Católica, sus primero dirigentes  venían de la Acción Católica y su inspiración era la Doctrina Social de esa Iglesia. Las Encíclicas y pensadores como Mounier fueron sus motivadores.

Pero eso no era todo. Lo que inspiraba esa nueva forma de mirar la sociedad eran los Evangelios del fundador de esa Iglesia, Jesús, el de Nazaret.

Ese Jesús que los que querían lo podía ver como el Hijo de Dios o los que preferíamos verlo, aunque soy católico militante, como el hombre que luchaba por su pueblo. Lo mirábamos como el redentor social de un pueblo dominado por las clases dirigentes y por un Imperio que lo sojuzgaba.

De una u otra manera era el contenido de su Evangelio el que inspiraba el contenido ideológico de la que sería la DC. Ese Evangelio que revoluciona la vida de muchos desde que el Nazareno lo entrega al pueblo judío, ese Evangelio que involucra una nueva forma de sentir, de ver la realidad y  - sobre todo - de actuar sobre ella.

Esto que escribo está enmarcado en un difícil campo de diálogo, de búsqueda y especialmente de encuentro con la realidad de hoy, que significa el abandono de las mitologías del pasado. 

La Democracia Cristiana es eso, demócrata y cristiana. Sabemos qué significa ser demócrata, lo que a veces no entendemos es qué es ser cristiana. 

Ser cristiana es solamente seguir el camino que nos marca el mensaje del joven carpintero de Nazaret. Continuar por el camino que nos marca con sus definiciones respecto al papel que tenemos que desempeñar en la sociedad en la que vivimos hoy. 

Hace muchos años, ese mensaje se definía como “justicia social” que era algo comprensible entonces. Hoy es sólo una frase casi sin contenido o sólo, eso una frase. El mensaje hoy está claramente definido como la Opción por los Pobres que significa definitivamente el entregarse al mundo de los pobres, asumir tu propio papel de pobre para buscar la liberación total. Especialmente los pobres deben hacer la opción para asumir conciente y activamente la causa.

Los que no son pobres deben asumir su papel en la lucha por defender y reafirmar el derecho de los oprimidos a ser los actores en esta lucha.

En este abandono de la mitología significa que son los pobres quienes deben dirigir, son los pobres los que deben conducir. Son ellos, aunque algunas veces deleguen representaciones, quienes encabezan la lucha por los pobres reales. Para los otros debe ser la desidentificación con el status del poder, es la ruptura con su forma de valoración y su mundo cultural. 

Le Democracia Cristiana de hoy debe ser identificación de ir a la periferia para entrar al mundo de los pobres y asumirlo como su mundo. Es el momento de la asunción consciente y activa de la causa de los pobres. Debe ser camino a un nuevo orden económico, un nuevo régimen de propiedad. Camino para nuevas condiciones en las relaciones sociales y ecológicas. 

El que llamamos humanismo debe ser transformado en un nuevo humanismo.

Todo ello conlleva que sus militantes y simpatizantes asuman la Preferencia por los Pobres. 

Lejos de las mitologías de los comunistas “come niños”, lejos de la “pureza del camino propio” que puede ser una forma disfrazada de ayudar a crear los mecanismos opresores y mucho más lejos de las “conveniencias electorales”. 

De todos modos debemos recordar que para las nuevas definiciones, para concretar el camino de la DC en la Opción por los Pobres, no hay que olvidar que siempre estaremos estrechamente unidos en el debate doctrinario a las Iglesias y a sus interpretaciones y decisiones relacionadas con el Evangelio. Siempre algo tomaremos de esas definiciones del Mensaje para hacer las propias definiciones. 

Leonardo Boff, un conocido teólogo dice, “¿quiénes son los portadores de nueva esperanza? Los pobres, colectivos y conflictivo. Los pobres del mundo están condenados a ser históricamente el humus de la nueva esperanza”

La Democracia Cristiana debe ser el lugar de concreción de esa nueva esperanza. 

Por eso me permito recordar y así dejar de lado otro mito, que el Papa Francisco que nos visita, era militante peronista, que en la realidad fue la primera DC de América, y que claramente ha hecho su Opción por los Pobres.

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