Invitación con corta memoria

Como presidente de la comisión de Relaciones Exteriores del Senado, he sido consultado por esta convocatoria del Mandatario al Presidente electo, Gabriel Boric, para sumarse al viaje a las cumbres de Prosur y de la Alianza del Pacífico en Colombia 2022, y no puedo sino valorar que haya declinado asistir.

Me parece una decisión acertada, ya que es evidente que esta gira tiene más sentido político para la actual administración, tratándose de un hito para terminar una gestión en torno a su proyecto político que él junto a otros jefes de gobierno de una misma ideología plantearon para el Foro para el Progreso de América del Sur (Prosur).

Lo delicado es que estos gestos parecen contrariar el hecho de que en materia de política exterior ésta debe ser una política de Estado, y como tal, ser compartida y conversada al interior del país para que sea consistente en el tiempo. Proyectos como Prosur, nacido de alguna manera como respuesta a Unasur, es una bandera del saliente Mandatario, en sintonía con los otros gobiernos de la región que coinciden en signo político y objetivos. Ello marcó su carácter de transitorio e instrumental si se quiere. Mal podría un futuro gobierno, opuesto a aquello, llegar a tal encuentro.

Las formas en relaciones internacionales son más que sólo diplomacia. Insisto, en materia de política exterior, si bien es la máxima autoridad es quien la define, ésta no deja de serlo en tanto estrategia de política acordada y por ende respaldada por todos los sectores, y pues, aquí no ha existo aquello en los últimos cuatro años, siendo una de las grandes diferencias con la oposición. Ejemplos sobran, como en materia medioambiental con el bochorno en la COP25. A ello se suma la negativa del Gobierno a firmar el Acuerdo de Escazú, no obstante, la aprobación en 12 países de la región, dejando a Chile fuera del primer tratado del continente -y único a nivel mundial- en consagrar la protección de los defensores de asuntos ambientales.

Chile tiene otro triste antecedente: ser uno de los grandes ausentes del Pacto Mundial sobre Inmigración, un fenómeno que llegó para quedarse tal como el cambio climático.

En cambio, dicha respuesta del Presidente electo marca de paso su prioridad en materia de política exterior, que velará por ahondar en la relación con la Alianza del Pacífico, instancia de largo aliento que crea vínculos comerciales más allá de la ideología y que Chile integra junto a Colombia, México y Perú. Al contario de Prosur, se trata de una política permanente con la comunidad internacional, lejos de lo que parece una despedida entre amigos de su antecesor a la que fue convocado, lo que dista mucho de la tradición republicana que dijo tener La Moneda con esta invitación.

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