El miércoles 12 de julio, en la Cámara de Diputados y Diputadas, fue rechazada la acusación constitucional presentada por parlamentarios de derecha en contra del ministro de Educación, Marco Antonio Ávila. Con ello se derrumbó una de las acciones más odiosas y repulsivas de un estilo de oposición antidemocrático que trata de imponer un modo de pensar y de vivir.
El debate de la acusación constitucional permitió advertir el fanatismo y ceguera de los patrocinadores, un comportamiento de grupo de choque más que de fuerzas políticas que deliberan y sopesan argumentos a favor y en contra de las decisiones que intentan imponer al país, en el caso de la acusación, con la destitución del ministro de Educación que no es de su simpatía.
Incluso al momento que una de las fuerzas de la coalición de derecha, Evópoli, llegara a la conclusión que no había fundamentos jurídicos que validaran la acusación, la réplica de los grupos patrocinadores fue de una violencia desatada, acusando a sus propios aliados de "una puñalada en el corazón" de la alianza opositora.
Se volvió a épocas muy oscuras en que a la oligarquía gobernante le bastaba gritar para ser obedecida, es lo que se cree un puñado de personeros de derecha, que ha retomado la creencia plutocrática que son los dueños del país y que su palabra es preponderante ante cualquier otra por las cuantiosas fortunas personales que representan.
La derecha en menos de un año y medio de mandato del Presidente Boric ha presentado cuatro acusaciones constitucionales, un promedio de una cada cuatro meses. Así se esfuerzan para desbaratar la acción de los ministerios y generar desgobierno, desvirtuando totalmente la naturaleza de ese instrumento jurídico y político que otorga un contrapeso al Legislativo respecto de la acción del Poder Ejecutivo, pero no un recurso de desestabilización del régimen presidencial de gobierno.
Hay extremistas en la derecha que pretenden impedir que la administración del Presidente Boric realice su tarea de gobernar y tratan de bloquear su trabajo sistemáticamente. Tienen la idea que pueden lograr que el gobierno no termine en el plazo constitucionalmente establecido y juegan con fuego alentando todo aquello que creen pueda generar una crisis política, no tienen responsabilidad política ninguna.
Por eso, ha sido tan importante el rechazo de esta acusación constitucional contra el ministro Marco Antonio Ávila, y se contribuye a frenar el desorden político y robustece la estabilidad democrática. Por el bien de Chile ha sido una clara derrota del extremismo de ultraderecha y fortalece el régimen democrático.
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