El 1 de julio de 2015, ocurrió un hito en la historia republicana del Senado de Chile. Luego de 49 años y por primera vez del retorno a la democracia, se censuró al Vicepresidente del Senado, esto en medio de una de las mayores crisis políticas que ha habido desde el regreso a la democracia y paradójicamente, nada más y nada menos que por pedir transparencia sobre los aportes realizados por las empresas pesqueras a las campañas políticas.
Rememoremos el emplazamiento. El título del comunicado decía lo siguiente: “Parlamentarios que recibieron donaciones secretas deben sincerar si las pesqueras financiaron sus campañas”, esto entendiendo que las donaciones secretas realizadas por las pesqueras de las siete familias, dejan a los pescadores artesanales en una posición asimétrica en medio de la discusión sobre la derogación de la viciada ley de Pesca.
Para ser más precisos, el emplazamiento fue hecho a senadores y diputados, tanto de oposición como de la Nueva Mayoría, “a que aclaren si es que fueron las pesqueras quienes financiaron sus campañas”, sustentados en que el SII dio a conocer un listado de empresas pesqueras que hicieron donaciones a la política entre las que figuraba Corpesca, entre otras seis empresas del rubro de la pesca industrial.
Cabe recordar que fue el propio presidente del Senado de ese periodo, senador Patricio Walker y otros senadores de la Nueva Mayoría, quienes pidieron retractarme de mi emplazamiento. Un ultimátum por medio de una carta poco amistosa, que en pocas palabras señalaba, o te retractas o renuncias.
Ha pasado poco más de un año, y poco a poco la verdad ha ido asomando a la luz.
Es así como un capítulo de Informe Especial reveló los vínculos del senador Patricio Walker con las pesqueras, quien en ese entonces era presidente del Senado y uno de los principales actores en apoyar la censura en mi contra.
El reportaje reveló que era él quien actuó como gestor de aportes económicos de industriales pesqueros a la campaña electoral del diputado por Aysén Iván Fuentes, entonces candidato independiente en un cupo democratacristiano.
Del mismo modo, en julio del año pasado Ciper Chile demostró la entrega de 2.250 millones de pesos a personas o instituciones ligadas a campañas políticas. Entre los personeros involucrados se encontraba el senador de la circunscripción Bío-Bío Cordillera, Felipe Harboe quien habría recibido 12 millones de pesos de Corpesca y otros 40 millones de Copec y Arauco para financiar su campaña política, por medio de la empresa Asesoría e Inversiones Arrieta de propiedad de Raúl Arrieta, asesor directo del parlamentario.
A esto se suma, el caso más bullado del senador Jaime Orpis, quien el 16 de junio de este año fue formalizado por los delitos de cohecho, fraude al fisco y otros delitos tributarios en el caso Corpesca, detenido actualmente en la cárcel anexo Capitán Yábar.
Ante estos últimos hechos, vale la pena preguntarse si existe o no esta enorme red de pesca que capturó al parlamento. Los hechos hablan por sí solos.
Sería de una ingenuidad absoluta creer que los parlamentarios no saben qué empresas fueron las que les donaron millonarios montos a su campaña.
Esto fue confirmado con el modus operandis de SQM, quienes en un ‘libro especial de acuerdos reservados’, registraron cada donación que hacían a un parlamentario o cada parlamentario que se acercaba a solicitar una donación. Este libro hoy es parte de la carpeta investigativa del caso.
Estos hechos dejan de manifiesto que los aportes reservados, jamás se trataron de una acción desinteresada de querer aportar a la política, al contrario, su propósito era generar influencia en el Poder Legislativo, infringiendo completamente el espíritu de la democracia.
Creo que es absolutamente legítimo que los pescadores artesanales se pregunten qué campañas financiaron las pesqueras, sobre todo luego de los hechos revelados por Informe Especial, entendiendo la influencia que dichos aportes pueden tener, a la hora de fijar posición en torno a la derogación de la Ley de Pesca.
En esto quiero ser muy cauto, pero no por eso menos enfático: todas las pesqueras tienen su propio libro de los secretos (y por lo tanto sus propios pendrives) e irán soltando la información dependiendo de cómo reaccionen los parlamentarios a la eventual derogación de Ley de Pesca.
Es por eso que estoy convencido de que hay que transparentar todos los aportes reservados hechos por empresas para luego triangularlos con las votaciones, en esta medida veo la única forma de terminar con el dramático gota a gota que mantiene a la clase política en una crisis terminal.
Asimismo, tengo la convicción de que la Ley de Pesca no hay derogarla sólo porque es ilegítima en su origen, sino también, porque de no derogarse, estaremos condenando al sector artesanal a desaparecer, siendo devorados por los industriales pesqueros.
Los que conocemos la realidad de la pesca, sabemos del descalabro que significa la pesca de arrastre. Ya en la Inglaterra del siglo XVII, era conocida como la pesca de los vagos, ya que con mínimo esfuerzo, se obtenían grandes dividendos.
Este arte de pesca se caracteriza porque a su paso arrasa con todos los recursos hidrobiológicos, sin discriminación. Es la más invasiva y menos selectiva de todos los artes de pesca. Así mismo fue como operaron en la discusión de la Ley de Pesca las empresas pesqueras, ahora ellas saben cuándo lo atrapado, lo convierten en harina de pescado.
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