La cuenta presidencial de este 1 de junio mostró lo que no se comenta de una gestión de gobierno, que se ignora intencionalmente o queda oculto por los múltiples sucesos de la contingencia política. Se trata de la gestión gubernamental propiamente tal, es decir, como la autoridad política y administrativa aborda los innumerables retos y las tareas que de ellos se desprenden.
En su tercera cuenta al país, el Presidente Gabriel Boric demostró que superadas las dificultades de la etapa de instalación y aquilatadas debidamente las prioridades de la actual realidad del país, el Gobierno responde a las necesidades fundamentales que se presentan a su responsabilidad de dirigir el Estado.
Hay un gobierno y un Estado de derecho que responden a las exigencias y deberes que le corresponden. Ésta es la cuestión central, la derecha instaló un discurso que menoscabó o ninguneó, sistemáticamente, el hecho que hay una autoridad democrática capaz de gobernar después del largo período de inestabilidad y contracción económica luego del estallido social y la pandemia.
Asimismo, el Presidente recordó que "muchos advirtieron" las consecuencias que tendría el agudo agravamiento de la desigualdad que se entronizó en la realidad nacional. Estuve entre quienes impulsaron múltiples iniciativas tratando de convencer que se requería tratar eficazmente y a fondo la fractura social que sobrevino luego del crecimiento sostenido de los positivos años del período de la Concertación y no solo con medidas que abordaron el problema parcialmente, como se hizo. No logramos ser escuchados lo necesario para contar con una mayoría que fuera capaz de dar una respuesta política con el respaldo suficiente.
Hace bien el Presidente Boric en remarcar que ese desafío, la lucha contra la desigualdad, no ha desaparecido, sigue presente y no puede ser soslayado en la agenda país. Con el estallido social pasó lo que suele ocurrir, una vez que ya sucedió, las causas que se reconocieron estaban en su origen, vuelven a ser olvidadas, desatendidas e incluso ignoradas.
Ahora bien, lamentablemente el criterio empresarial sigue igual, en esa opinión las medidas reactivadoras que se anunciaron, una vez más, en su limitada visión no son suficientes, en rigor, nunca las consideraran suficientes, solo aquello que aumenta sus ganancias les parece que es "suficiente". Una mirada que obedece a su exclusivo interés corporativo.
El Presidente a través de su Cuenta Pública indicó cómo se orienta su acción hacia el objetivo de hacer avanzar el país. Cuando Kast lo acusa de "travestismo político" lo que hace, más allá del infame ataque personal, es validar cualquier aventura de la ultraderecha porque está desconociendo la validez de su condición de Presidente de la República. Por eso, esta Cuenta Pública por su solidez y contundencia es un alegato por la estabilidad democrática y el interés nacional.
Asimismo, en su decidida reiteración de la vigencia de su compromiso con los derechos humanos está cumpliendo con una de sus tareas fundamentales. Especialmente, por lo que el propio discurso señala, el "retroceso" de la derecha en esta materia esencial.
En efecto, con fines propagandísticos, la derecha hizo una apología de la figura del expresidente Piñera con motivo de su deceso, sin embargo, oculta la autocrítica que este hiciera al hablar de los "cómplices pasivos" de la dictadura, la misma derecha que interesadamente lo ensalzó, hoy se abraza a la ultraderecha que reivindica a Pinochet.
Como es lógico, los temas valóricos provocan fuertes discrepancias, el caso del aborto legal está entre ellos, su trámite legislativo conlleva polémicas y controversias incluso en las fuerzas de centroizquierda, aunque es imposible pensar que nunca se podrá tratar.
Esta ocasión, año 2024, fue más que una cuenta pública, adquirió características singulares, ante ello el Presidente habló de las tareas y responsabilidades inmediatas, en especial, en materia de seguridad, conducción económica y reforma de las pensiones, como también definió el rumbo estratégico, avanzar hacia una "sociedad del bienestar".
Esa perspectiva en el horizonte, une la acción de este gobierno con la de sus antecesores del bloque democrático, y con los futuros gobiernos que bregaran en Chile por la dignidad y la justicia social. Una sociedad más justa, libre y pluralista, es el fruto de una continuidad histórica, una meta de sucesivas generaciones comprometidas con el futuro de la humanidad.
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