Piñericosas, premio al esfuerzo

Ojalá se tratara de una de esas piñericosas que leíamos en el The Clinic durante su presidencia, de su incontinencia verbal, del mare-poto, el tu-sunami o la presunción de muerte de Nicanor Parra. Pero no, el candidato Piñera, con su defensa a la meritocracia y la libertad de emprendimiento en la educación, está poniendo en grave riesgo los avances en igualdad educativa. 

El candidato pretende echar por la borda los pilares de la reforma educativa utilizando los viejos argumentos de la libertad de enseñanza como libertad de emprendimiento, y de la meritocracia como motor del desarrollo. Sus declaraciones en radio Cooperativa son elocuentes: “¿Qué significa la selección? Decirle a todos nuestros niños, especialmente a los niños vulnerables y de clase media, que si se esfuerza y entrega lo mejor de ellos mismos va a poder acceder a un liceo de primera calidad”.

Para entender mejor lo que está en juego, recapitulemos un poco. La discusión de la llamada Ley de Inclusión generó una gran controversia durante el 2014 pues, además de prohibir el lucro de los establecimientos que reciben financiamiento público,  la ley desmantela los principales mecanismos de discriminación presentes en el sistema escolar, prohibiendo el copago y la selección.

Estos mecanismos generaban una educación segmentada y desigual en la calidad a la que se podía acceder. Las familias que podían pagar más elegían establecimientos con copago más alto, pensando que lo más caro es mejor. A su vez, los niños y niñas con mejores notas, podían optar por establecimientos de excelencia, mientras que el resto entraba donde lo aceptaran.

Los primeros pertenecían a familias que tienen la posibilidad, por ejemplo, de guiar el aprendizaje, ayudar con las tareas, resolver dudas y contener emocionalmente los fracasos. Los segundos no contaban con ese privilegio en casa. Lo triste es que nada de lo anterior, ni la capacidad económica ni el capital socio-cultural de sus familias, era responsabilidad de esos niños y niñas, pues se trata de factores sobre los que no tienen control alguno.

Ustedes podrán entender, entonces, por qué la Ley de Inclusión significó un gran avance en materia de igualdad en la calidad de la educación a la que acceden los niños y niñas en nuestro país. Con la implementación de esta ley, los niños y niñas no serán discriminados por la falta de capacidad de pago de sus familias o por un bajo rendimiento escolar del que sólo son en parte responsables. 

Pues bien, hace unos días, el candidato Piñera viene haciendo una serie de anuncios sobre lo que hará, de ser elegido, en materia educativa. Convencido que la educación es un bien de consumo que se puede elegir como el detergente en el supermercado, el ex presidente promete desmantelar los avances que significó la ley.  Quizás el candidato no se enteró, pero en materia de derechos humanos existe un principio llamado de “no regresividad”, que obliga a los Estados a no retroceder en materia de garantías de derechos. Quizás no se enteró, pero deshacer los avances en igualdad educativa, conquistados en este gobierno, implica un incumplimiento de las obligaciones internacionales del Estado en materia de derecho a la educación.

Lo que resulta más preocupante, como se dijo al inicio, es el tipo de argumentos que hay detrás de sus promesas de campaña. Volvemos al discurso de la libertad de enseñanza como si ello fuera sinónimo de la libertad de empresa en la educación. Y volvemos a la trampa noventera que instala el “mérito” como el motor del éxito, esa idea tan individualista que pretende responsabilizar a los niños y niñas por sus resultados en las pruebas estandarizadas que los clasifican.

¿Realmente tiene cara el candidato Piñera para decirle a un niño o niña de 9 o 10 años que sus bajas calificaciones se deben a que no se esforzó lo suficiente? Como si el éxito y el fracaso en la educación formal dependiera sólo de nuestro esfuerzo, parece que al candidato le falta criterio de realidad: la verdad es que por mucho esfuerzo que hagan los niños y niñas junto a sus familias, hay condiciones materiales que siempre dejarán a algunos pateando piedras. 

Es hora de que despertemos y nos opongamos con fuerza a quienes quieren mantener una educación desigual, servil al mercado, individualista y segregadora. El país no está para más piñericosas. 

Desde Facebook:

Guía de uso: Este es un espacio de libertad y por ello te pedimos aprovecharlo, para que tu opinión forme parte del debate público que día a día se da en la red. Esperamos que tus comentarios se den en un ánimo de sana convivencia y respeto, y nos reservamos el derecho de eliminar el contenido que consideremos no apropiado