Recuperar la confianza de los ciudadanos

Es innegable que la situación actual de la política ante los ojos de los ciudadanos es de deslegitimación. Estamos ante un nuevo marco social y es que la sociedad no es la misma de hace 10 años atrás, hay intereses y necesidades distintas a las que los partidos políticos deben atender.

Es importante tomar iniciativas acorde a las nuevas necesidades de la ciudadanía para salir del estancamiento que vive la política. Para lograr este objetivo existe la necesidad de un nuevo partido que no sea solo la suma del PS, PR y el PPD. Tiene que converger el mundo social, las herencias socialdemócratas, socialcristianas, socialistas, social liberal y ambientalista.

El objetivo es renovarse ideológicamente y encontrar una síntesis que incorpore nuevas interpretaciones a los desafíos del país y a los temas y procesos actuales, para ello se debe enfrentar un proceso de renovación de la cultura política de la izquierda y centro izquierda.

Este proceso se ha demorado producto de pequeñas cuotas de poder de algunos líderes, existe una “vieja guardia transversal” que privilegia sus espacios de poder. Esta vieja guardia presente en el gobierno y en los partidos no quiere ver los cambios de Chile ni los nuevos desafíos que requieren altura de miras y desprendimiento, solo  priorizan sus espacios de poder. Pero llegó el momento de dejar atrás las ambiciones y comenzar a pensar en los cambios que seguirán surgiendo en los próximos años, cambios que no se pueden enfrentar con los partidos que tenemos hoy en día.

Además la gestión y avance del programa reformista de Gobierno hace necesario el reagrupamiento político que supere las divisiones y cuotas de poder de los dirigentes-controladores de los Partidos. Es necesario tener un programa de reformas profundas que sean coherentes con el contexto actual, algo que hoy está totalmente desdibujado. Esto sería solo un gesto dentro de muchas cosas que deben ocurrir para que la ciudadanía vuelva a confiar en la política.

Esta situación se expresa en las diversas encuestas que miden e interpretan la opinión de la sociedad, que evidencia la crisis y desautorización ciudadana a la gestión de Gobierno e inclusive a las ideas de las reformas, lo que refleja que estamos frente a una gran derrota. Esto se suma a la deslegitimación de los partidos tradicionales, siempre enfrentados a situaciones confusas, mezquinas y descrédito por hechos de corrupción.

Es tiempo de cambiar, la política debe escuchar, comprender y lo más importante, dar respuestas y trabajar en los nuevos desafíos que requiere la sociedad chilena. Hoy no existe iniciativa, es necesario reimpulsar reformas que quedarán pendientes. Además se debe recomponer una fuerza política de vocación mayoritaria y progresista que permita recuperar la confianza de ciudadanos chilenos decepcionados con la actividad política.

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