La filtración de la grabación que derivó en una investigación a Luis Hermosilla ha causado estragos, tanto para el mismo abogado -que terminó en prisión preventiva- como para sus cómplices y testaferros, agravando el descrédito que provoca la colusión de operadores financieros con miembros de la élite política que controlan y se enriquecen con negocios especulativos en el país.
Otra vez, operadores de negocios gravitantes en Chile protagonizan un escándalo de tráfico de influencias y sórdidos manejos financieros, por esas prácticas corruptas se desploma completamente el prestigio que pretenden tener en el país y pierden, nuevamente, cualquier asomo de credibilidad frente a la ciudadanía.
En la audiencia de formalización, la Fiscalía ha establecido hechos constitutivos de delitos graves y prosigue la investigación para delimitar los responsables, ante ello, el Presidente Boric dio su opinión apoyando la resolución judicial de prisión preventiva para el imputado. Y de inmediato vino la victimización, rasgando vestiduras, con la acusación que se estaría "pegando en el suelo" al jactancioso abogado, los que hablan por los inculpados no aceptan sus delitos y atacan como si fueran inocentes. Desde la derecha, con cautela, los respaldan.
Por eso van a seguir igual, con las mismas prácticas, la colusión y el despilfarro, las mismas estafas y abusos, concentrando fortuna y privilegios, debido a una codicia ilimitada y a la manipulación que hacen permanentemente del sistema político donde tienen aliados incondicionales que impiden la aprobación de las normas regulatorias y las disposiciones que salvaguardan el interés general de la nación por sobre sus apetitos imposibles de frenar por sí mismos.
Es el gran problema de Chile; los partidos políticos de la derecha son incondicionales de esa elite inescrupulosa, actúan como guardaespaldas de su codicia insaciable, en su defensa sacan justificaciones vergonzosas y aberrantes, que finalmente impiden tener un orden económico que responda a las exigencias de un Estado de derecho democrático.
Apenas declarada la prisión preventiva de Hermosilla, salieron representantes del empresariado a decir que no se requieren más controles ni normas regulatorias, que todo siga igual, que continúe la farra, el cohecho y las estafas, que la institucionalidad se debilite aún más hasta que termine de hundirse, mientras haya enjuagues que proteger tendrán argumentos para todo.
La audacia de la fronda delictual criolla es infinita, si el caso está perdido judicialmente, lo desacreditan, intentan presentar al que cometió los delitos como la víctima, por eso atacan al Presidente Boric, precisamente por defender el valor de la justicia que ellos violan y desconocen. Son maestros en dar vuelta los hechos, culpable pasa a ser el gobierno y no el delincuente que practicó sobornos y cohecho, presentándose como el más intachable e impoluto practicante del derecho en Chile.
En su codicia infinita, la fronda delictual actúa como la orquesta del Titanic, sin hacerse cargo de los hechos, les resulta mejor brindar e ignorar la realidad hasta que una nueva convulsión social sacuda el país. Total, en caso extremo, ya tienen sus fortunas en el exterior, que se hunda Chile y su población los tiene sin cuidado.
Entre las partes más difundidas de la filtración que hunde al abogado Hermosilla existe una en que el señala que fue "jefe de inteligencia" del Partido Comunista, por lo menos, perteneció a dicha organización y conoce el concepto de "clases dominantes", al parecer se hizo parte de la soberbia de ese grupo social siempre convencido de su superioridad e impunidad, se creyó intocable y lo está pagando el error.
Esa es la gran lección, en una sociedad democrática, con sus imperfecciones como la nuestra, nadie puede ser impune. Solo en un régimen totalitario prevalece la impunidad, por eso, sostenemos como irrenunciable el compromiso con la democracia y su constante y sucesivo avance hacia la justicia social.
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