Aprovecho este espacio para responder a la columna “La prueba de fuego del Diputado Francisco Undurraga” publicada el 22 de abril en este medio por Matías Poblete donde entre otras cosas hacía un llamado a mí y al Congreso a darle visibilidad a los proyectos dirigidos a la inclusión de personas con discapacidad.
Quería comenzar dejando de manifiesto que comparto las aprensiones del señor Poblete respecto a la prioridad que tiene el mundo de la discapacidad en las políticas públicas del país. Muchas veces nos llenamos la boca con la palabra inclusión, pero a fin de cuentas son pocas las medidas que se toman para cambiar esta realidad.
Sí, en Chile estamos al debe, basta con mirar el estado de los accesos para personas con discapacidad en lugares públicos, el respeto que hay hacia los espacios garantizados o el cumplimiento que ha tenido la ley de inclusión laboral por parte del Estado.
¿Sabía usted que el Estado de Chile cumple con esta ley solo notificando si lo hizo o no? Es decir, para las empresas privadas de más de 100 empleados se pide una cuota de un 1% para trabajadores con discapacidad, so pena de multa por incumplimiento, pero el Estado, que es el mayor empleador en nuestro país y que también está obligado a esa cuota, puede escapar de esta responsabilidad con un mero oficio. Este es un simple ejemplo de muchas otras barreras que día a día deben superar las personas con discapacidad.
En cuanto a materia legislativa el panorama tampoco es muy alentador. De los proyectos que están disponibles para que desde la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados pongamos en discusión en Sala actualmente no hay ninguno que toque el tema de discapacidad e inclusión. Lamentablemente no tenemos facultades legales para dar urgencia a proyectos que no se haya dado cuenta.
Todas las iniciativas presentadas luego de la entrada en vigencia de la Ley N° 20.422 que buscan profundizar la inclusión de las personas con discapacidad están hoy en cola para ser discutidas en diferentes comisiones y no tienen ninguna urgencia. De esos proyectos pendientes dos son de mi autoría, otros cuantos por mí patrocinados.
Pero la idea no es bajar los brazos ni culpar al empedrado, sería muy fácil buscar esto como excusa. Espero cambiar este escenario e intentaré poner la bandera de la inclusión como un sello en este cargo.
De hecho, a raíz de la columna del señor Poblete sumé a mis actos el envío de una solicitud a todos los presidentes de comisión de la Cámara de Diputados donde hay alojadas iniciativas sobre discapacidad e inclusión y a Adriana Muñoz, la presidenta del Senado, para que consideren darles mayor urgencia.
Esto, porque es fundamental la voluntad de los partidos de oposición de dar prioridad a los proyectos de inclusión, dado que son ellos quienes hoy presiden las comisiones. Los proyectos no avanzarán en la medida que no se pongan en tabla.
Pero también es importante el apoyo del Ejecutivo a través de las urgencias a estos proyectos. En los dos años que llevo en el Congreso aún no he visto esa prioridad. Si bien siempre que he presentado mis proyectos a las autoridades respectivas existe buena acogida, al final las diferentes agendas y urgencias de la contingencia relegan la discapacidad y la inclusión. Por eso invito también a mi Gobierno a abrirse a discutir estos temas.
Sin más, quisiera precisarle al señor Poblete que sí, esta es una prueba de fuego para mí, pero que desafortunadamente es una prueba que no puedo rendir solo.
Desde la Vicepresidencia de la Cámara no tenemos las facultades suficientes para decidir individualmente el trámite legislativo, pero esto no significa que dentro de mis atribuciones haré todo lo posible por liderar una de las principales causas que motivó y sigue motivando mi actuar político.
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