Conforme avanza el libelo referido al río Silala se constatan otras situaciones que parecieran importantes de resaltar. Ello en función del propio análisis que realizan algunas integrantes del equipo negociador de Chile en La Haya, a propósito de la gestión del libelo (y su mérito). Una de ellas se refiere a cómo los imaginarios de la población nacional circunscribirían su conciencia espacial/territorial a acotados aspectos de la realidad concreta cuando del país se refiere (Cordillera de los Andes; el océano, cuando se le visita en época estival-vacacional; y una y otra iconografía del campo chileno logrado desde la amplitud que permite la depresión intermedia, entro otros).
Pareciera que, para el norte, el imaginario nacional (por lo menos centralista) sólo identifica un desierto árido, que regala la condición de florido anualmente en la Región de Atacama y que en oportunidades se mezcla con una u otra lluvia del mal llamado "invierno boliviano", que no es más que la reminiscencia de las dinámicas climáticas que provienen desde la cuenca del río Amazonas y el Atlántico en general. Pero nadie repara que en la vecindad con Bolivia existen 16 cursos de agua y una serie de acuíferos transfronterizos que nos auguran una relación futura desafiante respecto de los acercamientos positivos que precisan ambos Estados para el mejor uso de estos recursos hídricos compartidos(1).
¿Cómo saberlo si en las clases de geografía de educación básica y media no se caracteriza el desierto de esta manera o profundidad?, sino que más bien cercano a un espacio inhóspito o un anecúmene, que muy por el contrario se constata lleno de interacciones socio-territoriales ancestrales y actuales (explotación cuprífera) que permiten la concepción de espacio geográfico franco.
Así puestas las cosas, difícilmente un imaginario del país Chile valorará en su justa dimensión lo que pareciera ser una resolución bien aspectada en la Corte Internacional de Justicia de La Haya, en las siguientes materias (expectativas chilenas formalizadas en el alegato):
a.- Que el sistema del río Silala, junto con los flujos subterráneos del mismo, es un curso de agua internacional, cuyo uso se rige por el derecho internacional consuetudinario
b.- Chile tiene derecho a utilización equitativa y razonable de las aguas del río Silala de conformidad con el derecho internacional consuetudinario
c.- Bajo la norma de utilización equitativa y razonable, Chile tiene derecho a su uso actual de las aguas del sistema hídrico
d.- Bolivia tiene la obligación de tomar todas las medidas apropiadas para prevenir y controlar la contaminación y otras formas de daño a Chile, importantes de sus actividades en las cercanías del río Silala
e.- Bolivia tiene la obligación de cooperar y proporcionar a Chile una notificación oportuna de las medidas planificadas que pudieran tener un efecto adverso sobre los recursos hídricos compartidos, intercambiando datos e información y de llevar a cabo cuando proceda una evaluación del impacto ambiental con el fin de que Chile pueda evaluar los posibles efectos(2)
Pareciera que otra vez la idea de geografía se hace importante y, en específico, la de geografía física, permitiendo esta última el dato hídrico consignado, convirtiéndose inmediatamente en político cuando se coloca en un contexto fronterizo internacional binacional. Así, cobra fuerza la siguiente idea general: "la geografía es un saber político", que en un marco de política exterior se hace fundamental para concretar los intereses de los países, determinando la geopolítica de los mismos, sin perjuicio de un intenso proceso de globalización. El Silala otra vez nos permite una enseñanza y preguntas ¿qué ocurre con Argentina y Perú en estos tópicos?(3)
(1) Ver en https://www.emol.com/noticias/Nacional/2022/04/11/1057676/alegatos-chile-ante-la-haya.html
(2) Ver en https://www.la-razon.com/nacional/2022/04/11/silala-chile-cierra-sus-alegatos-con-cinco-pedidos-a-la-cij-para-hacer-respetar-su-derecho/ y https://www.eldiario.net/portal/2022/04/12/chile-insiste-en-pretension-de-un-uso-compartido-del-silala/
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