El golpe final al derecho de la salud

En 1981 cuando fueron creadas las Isapres estábamos en plena dictadura, eso impidió que la sociedad se movilizara para defender el Servicio Nacional de Salud que estaba a la vanguardia del mundo y que consideraba la salud como un derecho. Después de esto hemos ido progresivamente profundizando el modelo neoliberal en salud y ha llegado la hora en la cual un sector de la sociedad quiere darle el golpe final para transformar la salud en la mercancía perfecta, una en la cual el cliente siempre estará dispuesto a pagar más por ella, sea a costa de su salario, bingos, rifas y demases. Total, la salud está primero. 

Sin embargo, este golpe definitivo no se dará por las armas como se hizo en antaño. Se ha ido instalando comunicacionalmente lo ‘malo’ que es el sistema público de salud y cómo debería asemejarse al privado, a tal punto que la respuesta del Ejecutivo es perfecta, competencia y libre elección total. 

Suena bonito y casi simpático el concepto que se está ocupando, Fonasa ‘plus’. Pero detrás de esta especie de ‘Isapre Estatal’ se oculta el fin de uno de los últimos vestigios de solidaridad en nuestro país.

Fonasa con todas sus limitaciones es eso, solidaria y garantista. Cuando una persona tiene un problema de salud, el Fondo Nacional no cuestiona si está o no en su plan, como sí lo hacen las Isapres, Fonasa dice adelante, haremos todo lo posible por solucionarlo de acuerdo a nuestras posibilidades. Este es el origen de las famosas listas de espera.

¿Cuál es la alternativa que propone el Gobierno? Cuando usted tenga una patología Fonasa evaluará si está incluida en el plan que contrató y si este no lo considera le dirá “qué lástima, debió haber contratado Fonasa ‘plus’”, como sucede generalmente con los planes de las Isapres. 

Esta es la forma en la cual se restringe el derecho a la salud, dividiendo y segregando a aquellos que pueden optar a distintas coberturas de acuerdo a su ingreso y situación socioeconómica. Porque seamos francos, no todos podrán elegir Fonasa ‘plus’ porque significa disminuir el sueldo que sustenta sus hogares. 

En paralelo, y como si no fuera poca esta desconstrucción de la solidaridad, se propone desmantelar el sistema de financiamiento de los hospitales. Esto porque deberán competir para que los ‘clientes’ los elijan por sobre los prestadores privados a fin de obtener el financiamiento de Fonasa. Esta competencia se realiza en condiciones desiguales puesto que el objetivo fundamental de las clínicas siempre será maximizar sus utilidades y disminuir sus pérdidas, mientras que para los hospitales el objetivo principal será restaurar la salud de sus pacientes. 

Fondo y forma van de la mano, acá el Gobierno ha tratado de dar la forma de un gran acuerdo nacional y transversal que se ha realizado participativamente, cuando la verdad se ha privilegiado la visión de su sector y se ha excluido a todos aquellos con visiones divergentes.

Una apariencia que trata de ocultar su objetivo final que es desarmar la salud pública de nuestro país en pro del lucro y el mercado.

Sin embargo, desde ya debemos anunciarle al Ejecutivo, que usuarios y trabajadores estaremos ahí, haciendo resistencia, puesto que el camino para recuperar el derecho de la salud sabemos que es largo, pero debemos dar un paso más y no retroceder.

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