La Educación Integral de la Sexualidad es para todos y todas. Y no, no estamos hablando solamente sobre recibir información sobre genitales o relaciones sexuales, también abarca valiosos contenidos relacionados con la afectividad, las relaciones interpersonales y los estereotipos de género. Otro de los temas significativos es la salud menstrual, y cómo la comprensión de ésta puede hacer la diferencia, entendiendo que la falta de información afecta enormemente a las niñeces y juventudes.
Las niñas, adolescentes y mujeres con capacidad de menstruar históricamente han sido afectadas en diversos aspectos. Desde el ámbito social, debido a la falta de información; económico, por el acceso limitado a servicios/productos y los altos costos; y el entramado de mitos y estigmas relacionados al ciclo menstrual.
En ese sentido, hasta la actualidad es difícil hablar de menstruación. Es un tema oculto, que incomoda y que sobre todo alberga muchas aseveraciones sin fundamento: Que disminuye las capacidades, que imposibilita el tomar decisiones racionales, que te convierte en mujer cuando llega por primera vez, que es sucia o que es lo peor que te puede pasar, porque es una condena que afecta mes a mes.
La relación que tienen las niñas, jóvenes y personas con capacidad de gestar con su menstruación estará siempre condicionada a la información a la que tengan acceso. Es decir, alguien que ha recibido solo comentarios asociados al malestar, la incomodidad y la incapacidad no podrá vivir su menstruación con una perspectiva natural y positiva.
Existen variados métodos de gestión menstrual, que bien utilizados permiten a las personas vivir de manera cómoda y digna los ciclos menstruales. Conocer sobre este tema es fundamental, y su importancia es vital tanto para hombres como para las mujeres.
En Chile, el Sernac llevó a cabo un informe sobre gestión menstrual, evidenciando que 19% de las personas menstruantes encuestadas ha tenido dificultades económicas para acceder a productos de contención menstrual. Esto es preocupante, ya que toda persona con la capacidad de menstruar tiene el derecho de poder acceder a insumos de gestión menstrual, tanto durante la menstruación como en el climaterio.
La situación empeora si hablamos de personas en situación de calle, privación de libertad o viviendo en campamentos. Si bien la mayoría tiene acceso a productos para la gestión menstrual, la carencia de servicios básicos como agua potable, también impacta negativamente en sus derechos a la salud menstrual.
Desde otra arista, Unicef informó que el 95% de niñas y adolescentes sintieron incomodidad en el colegio durante su periodo menstrual. Es necesario que, de acorde a la edad, se establezca un currículo escolar que elimine el temor y vergüenza que actualmente existe respecto a la menstruación y la sexualidad, y aquí es importante considerar a todas las personas de la comunidad escolar como un espacio privilegiado para entregar esta información de manera seria, libre de estigmas y prejuicios y con evidencia.
La salud menstrual nos involucra a todos y todas. Los hombres y personas con pene también deben ser partícipes de la enseñanza sobre el ciclo menstrual, ya que este conocimiento no puede recaer -una vez más- solamente en las mujeres y personas con capacidad de menstruar. Esto nos ayudará como sociedad a dar un paso más allá, que permita visualizar la igualdad como una realidad, y que tenga impacto en la vida cotidiana de todas las personas.
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