Se acaba de registrar un record mundial. Casi 70 mil personas han acudido a un estadio para presenciar el partido Atlético de Madrid - Barcelona, correspondiente a la Liga española del fútbol femenino. Nunca hasta ahora un estadio estuvo lleno hasta la bandera para ver un encuentro oficial cuyas protagonistas absolutas han sido mujeres
La noticia va más allá de la anécdota.
Se inscribe en el proceso imparable de visibilizar y poner en el lugar que corresponde a una práctica deportiva que el inconsciente colectivo asocia al varón.
La retransmisión por televisión de este acontecimiento y de futuros encuentros representará beneficios económicos para los clubes, pronostica un mayor interés en las niñas para practicar sin complejos este deporte y borrará el tópico que dice e que el fútbol “es cosa de hombres”.
Que este record mundial se haya registrado en marzo de 2019 invita a sacar cuentas del camino recorrido y lo que todavía falta por andar a la mujer en sus reivindicaciones.
Este mes ha sido pródigo en cuenta al protagonismo de ellas en acontecimientos de proyección mundial.
Ni la estigmatización ni el humor zafio van a ensombrecer, sepultar ni frenar a quienes luchan contra las barreras que impiden la igualdad real entre géneros.
Las masivas, multitudinarias y pacíficas manifestaciones globales del pasado 8 de marzo demuestran que el movimiento feminista - la quinta ola , se dice - ha alcanzado una fortaleza y un vigor inesperado.
El problema de la mujer en el ámbito familiar, la violencia asesina, o las dificultades para ser valorada en lo laboral otorgan al feminismo apoyo mayoritario. Son cuestiones que afectan a mujeres de todos los continentes y culturas.
En esa globalidad es fácil encontrar tendencias y maneras de enfrentar los problemas de la mujer. Las hay extremas, enfurecidas, iracundas, decepcionadas, contenidas, dialogantes o esperanzadas.
No obstante esta amplia gama de activistas, sectores de derecha o de extrema derecha han sacado de la chistera conceptos trasnochados y sectarios para cuestionar a todo el movimiento. Feminazi es uno de ellos.
También se les acusa de politizar la lucha tradicional de la mujer por sus derechos. Extraño resulta que esas voces críticas procedan de militantes de partidos políticos que no tienen pudor en recurrir al voto de la mujer en sus campañas electorales. Después, si te he visto, no me acuerdo.
El feminismo ya está en la mesa del debate político. Si o sí.
Lo que se ha visto y registrado el pasado 8 de marzo demuestra la evolución y la firme disposición de las mujeres a emprender acciones para conquistar su espacio.
La presencia de manifestantes mayoritariamente jóvenes anticipa un futuro esperanzador. Esta nueva generación será la encargada de poner los cimientos a una nueva manera de convivir .
También este marzo fueron jóvenes los que han salido a las calles para denunciar el cambio climático y la inacción de los Gobiernos ante esta catástrofe. Al frente de esta protesta global se encuentra una adolescente
Los pronósticos son aterradores.
El sexto informe de la ONU “Perspectivas del medio ambiente mundial” advierte que si no se cumplen las medidas a la que se han comprometido los países, millones de personas perderán la vida en pocos años por la polución, aumentará la destrucción del ecosistema, se acelerará la extinción de las especies y los daños económicos serán cuantiosos a consecuencias del cambio climático. El uso intensivo de carburantes fósiles en la producción acelerarán aún más el calentamiento global.
La activista sueca Greta Thunberg, con apenas 16 años, asume el liderazgo de la protesta mundial de estudiantes llevada a cabo este marzo. Sus ideas han calado profundo en las nuevas generaciones y su nombre aparece entre los candidatos al Premio Nobel de la Paz.
“Los políticos saben la verdad sobre el cambio climático y han entregado voluntariamente nuestro futuro a especuladores cuyas ansias de dinero ponen en peligro nuestra existencia”.
“La ONU dejó muy claro los enormes peligros de que el calentamiento global sobrepase 1,5 grados centígrados. Si queremos evitarlo, las emisiones deben disminuir a toda velocidad , para que, cuando tengamos de 20 a 30 años, podamos vivir en un mundo transformado”.
“Si los que ahora ocupan el poder no actúan, será nuestra generación la que sufrirá las consecuencias. No podemos esperar”.
Los movimientos ciudadanos, liderados por mujeres, son protagonistas de este marzo, que ha sido más luminoso que otros.
Parece que entre tantos nubarrones y malos augurios se han asomado rayos de esperanza.
Bendito sea.
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