Las manifestaciones feministas de hoy nos recuerdan las de 1920 y 1960, en las cuáles, nuestras antecesoras fueron atacadas e incomprendidas por esposos, padres y amigos...aquellas del siglo XX, fueron más resistidas que las de hoy.
La diferencia con nuestra cultura actual, es que aún conviven los elementos de violencia patriarcal junto a una creciente conciencia de mujeres y hombres que está llenando todos los espacios políticos, sociales, culturales y económicos.
No han sido pocos los cambios que hemos vivido durante varias generaciones, desde el derecho a voto femenino, hasta los derechos laborales y educativos. Aunque faltan muchos nudos machistas por desatar, sobretodo en el aspecto cultural, no debemos confundirnos.
La lucha feminista es multidimensional, eso significa que políticamente hay que responder con legislaciones que controlen las conductas impropias, bien por los alcaldes Jadue y Lavín que sintonizan con los derechos de igualdad en las comunas que representan. En esas comunas se sanciona el acoso callejero.
Vamos a ver cómo se la juega el parlamento por los cambios necesarios para avanzar integralmente.
Sabemos que contamos con legislación que colabora para defender a las víctimas de la violencia machista, aunque ha costado años lograrlo, por múltiples factores.
La ciudadanía tiene claro quiénes atornillan al revés, buscan subterfugios y se hacen los lesos para no tomar acciones en contra de la cultura machista que contamina de indignidad la vida de las mujeres, de las familias y la sociedad.
Son algunos hombres y mujeres que ejercen un poder machista que está en decadencia y que no quieren dejar ir por miedo al cambio. Estas personas no permiten que los cambios culturales sean parte de las nuevas sociedades que estamos construyendo.
Minimizan, se ríen, y son cómplices finalmente de actitudes humanas que dejan mucho que desear.
Nadie dice que es fácil la tarea del cambio, sin embargo cartas como la del diputado Gabriel Boric y otras personas que reconocen los nudos de desigualdad de derechos que se han impuesto en esta sociedad de cultura patriarcal que vivimos, nos llevan hacia acciones multidimensionales que cooperan con los cambios de actitudes personales, a los cuales estamos invitados todos y todas a revisar, deshacer y crear nuevas conductas conectadas con la igualdad de género que nos permitan soñar y construir ese mundo más justo y feliz que queremos vivir.
Caminemos conscientes de las transformaciones personales, sociales, políticas y culturales que debemos realizar para que se conviertan en acciones que consigan la igualdad de derechos para hombres y mujeres y así alcanzar la sociedad justa que necesitamos.
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