La euforia insensata

La celebración de la victoria en la Copa América de un grupo de futbolistas argentinos, ensoberbecidos con canciones racistas, generó un conjunto de fuertes repudios, mucho mayor que lo esperado por sus protagonistas. En efecto, los principales aludidos, los deportistas franceses, tuvieron el respaldo de su organización para presentar su reclamo a los organismos internacionales respectivos. Por lo demás, el seleccionado francés poco tenía que ver con tan desusados festejos, ya que el rival de Argentina fue Colombia y no Francia, país que tampoco llegó a la final de la Eurocopa.

Habría que concluir que la razón que los franceses hayan sido tan duramente aludidos obedece a su participación en la final del Mundial de Qatar, en 2022. Eso indica lo absurdo de la conducta de los famosísimos jóvenes millonarios exaltados, denostando a un país que no había sido su contendiente en la final que originaba la celebración que los descontrolaba.

En el siglo XXI, el fútbol a nivel internacional no es compatible con el racismo y la xenofobia. La preparación física y técnica de los deportistas se realiza con conocimientos universalmente compartidos que se han extendido por el planeta. Si los futbolistas africanos organizaran una selección que los representara tendrían una fuerza inmensa para competir y no sería raro que derrotaran a los racistas que les ofenden, al menos sería un partido de altísimo nivel.

Este fenómeno no es solo deportivo. Hace pocos días, el presidente Biden, en una reciente entrevista, olvidó el nombre de su ministro de Defensa, Lloyd Austin, y salió del apuro diciendo que era "el negro", es decir, el arsenal nuclear más poderoso y las fuerzas de intervención más apertrechadas están bajo la responsabilidad de un ciudadano estadounidense, afroamericano.

En las artes musicales, hay expresiones sorprendentes de todas las razas y orígenes, el color de la piel puede ser diferente entre John Lennon y Whitney Houston, pero, tanto sus creaciones como sus expresiones musicales traspasan las generaciones de las que formaron parte.

Willy Brandt, Indira Gandhi, Patricio Lumumba, Ho Chi Minh, Salvador Allende y Nelson Mandela, Valentina Tereshkova y Neil Armstrong, independiente de su raza y país, también superan sus propias épocas y serán personalidades reconocidas en el futuro.

Y en todos los ámbitos, los prodigios del ser humano pertenecen a todas las razas, naciones, género y orientación sexual. Asimismo, las aberraciones en contra de la dignidad del ser humano están presente en todas partes. Por eso, cuando se desatan cánticos racistas no hay más que concluir que es una euforia insensata.

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