Un buen regalo para las familias

En estos tiempos de navidad y de fin de año, período donde se hacen balances, se definen o reafirman propósitos, surgen siempre intenciones que involucran a la familia y en especial a los niños y niñas. Se supone que más allá del regalo material, que ojalá responda a estos días de sencillez y encuentro, las familias analizan los logros, también sus dificultades y aspiraciones, entre ellas, el tema formativo de los hijos.

No es fácil. La familia chilena  actual está bastante agobiada por el trabajo en extensos horarios, los largos desplazamientos, las necesidades económicas,y las culpas que surgen de todo esto, al no poder atender los diversos frentes adecuadamente. Ello da por resultado cansancio y stress casi permanente en la vida diaria, lo que afecta, entre otros, las relaciones con los niños y niñas, y la salud física y mental del conjunto familiar y también laboral.

Cuando pensamos qué quieren los niños de sus familias, no es más que tiempo de sus padres. Sin embargo, no podemos evitar mirar con un poco de envidia, una de las noticias internacionales de estos días, referida a acabar con “las interminables jornadas laborales en España”. Se quiere hacer un “pacto nacional” para conciliar la vida privada con la profesional y que la hora de término del trabajo sea a más tardar las seis de la tarde.

Para avalar esta medida, se muestran cuadros comparativos con Italia, Francia, Alemania y Suecia, donde la jornada termina más temprano, lo que permite más tiempo para la familia y el descanso. Nuria Chinchilla, economista y miembro de la Asociación para la Racionalización de Horarios enumera las consecuencias negativas del ritmo de los españoles: menos productividad que en otras grandes economías y menos vida familiar.

En estos días UNICEF-Chile, ha estado organizando una serie de reuniones tendientes a analizar los “cuellos de botella” del cumplimiento de los Derechos del Niño en el país. Representantes de diversos organismos públicos y privados y de la Academia, consensuamos en la necesidad que todos los niños y niñas requieren más tiempo de sus familias para atender sus diversas necesidades, pero en especial, los menores de dos años.

Si bien es cierto que con la extensión del posnatal a seis meses el país avanzó significativamente, no ha habido avance en otras medidas complementarias como flexibilidad laboral de la madre para incorporarse -por ejemplo- sólo con media jornada durante el primer año. El trabajo en el hogar vía proyectos acordados, casi no existe, incluso en instituciones donde lo esencial es pensar, crear, lo que requiere de ciertas condiciones para hacerlo, donde el hogar es a veces mejor.

De esta manera, continúa pasando nuestra acelerada vida y nuestra poca presencia con los niños, niñas y jóvenes; posteriormente detectamos y lamentamos una serie de problemas que no sólo los afectan, sino que implican gastos tanto para el bolsillo familiar y Estatal.

En vísperas de la formulación de los nuevos programas de gobierno, sería bueno que algunos candidatos/as avanzaran en este aspecto: humanizar las jornadas laborales, con reformas de fondo, que no afectan lo económico como se ha probado en otras partes.

Ese sí que sería un buen regalo para las familias y las nuevas generaciones de chilenos; ojalá alguien nos escuchen, y si no, las redes sociales, pueden presionarlos.

¡Feliz Navidad y ojalá un mejor año nuevo para todos!

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