El hidrógeno verde demanda una mirada estratégica

El conflicto entre Occidente y Rusia, que ya se extiende por largos 8 meses, ha convertido a la "energía" en una cuestión esencial y prioritaria para una Europa fuertemente dependiente del gas y petróleo moscovitas. El Viejo Continente procura sortear este desafío impulsando el desarrollo del hidrógeno verde.

Chile podría convertirse en un posible proveedor mundial de esta energía y bajo esta mirada es que preocupa la falta de lectura con que se ha encarado la delicada situación del hidrógeno verde en la Región de Magallanes. Los inconvenientes que afectan a la empresa de capitales europeos HIF Global son preocupantes, pues muestran desconexión de algunos servicios públicos y vacilación de la política exterior en torno a intereses estratégicos del país.

Nuestro país sigue siendo una alternativa interesante para abordar este nuevo mercado, pero debemos tener claro que esta nueva generación de combustibles limpios -a diferencia del petróleo- no serán de propiedad ni mucho menos estarán manejados por un grupo, sino que por muchos países. La demora y obstáculos que se impone al desarrollo del hidrógeno verde en Punta Arenas dañan nuestra posición global, pues la industria europea vigorizará la exploración en otros países, restando valor a la posición de privilegio que ostentaba Chile.

Es indiscutible que el medio ambiente requiere atención, pero también es evidente que Chile, si no es capaz de resolver los problemas que afectan a esta naciente industria, no será parte de los beneficios del nuevo orden internacional que resulte del cambio de matriz energética del mundo.

Ser exitosos y lograr ser protagonistas demanda contar con una estrategia nacional que enfrente las dificultades con proposiciones y no meras sanciones. Es así como, a nivel local, las distintas instancias deben estar debidamente articuladas e integradas para responder a una estrategia regional y nacional de desarrollo. Esta desarticulación que hoy se percibe, es aún más peligrosa cuando va acompañada con una insuficiente preparación técnica.

En lo pertinente al proyecto en Magallanes, la regulación de la industria de la energía eólica no es un tema nuevo. Por ejemplo, la Unión Europea (a la cual Chile está vinculada por un Acuerdo de Asociación), ha fijado "orientaciones" precisas y concretas para asistir el desarrollo de esta industria, porque entiende que tiene una importancia mucho más que económica. Estas orientaciones pueden servir al gobierno para fijar un marco regulatorio que combine el cuidado del ecosistema y la sociedad.

Chile se juega una posición estratégica en el nuevo orden global, y en ello el papel de la Cancillería será juzgado por ser clave y determinante. La misma debe iluminar y orientar mejor a los servicios sectoriales cuando los intereses nacionales están en juego.

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