Tal como se señaló en una columna anterior (1), la iniciativa científica Milenio constituye un aporte al desarrollo de la CyT del país. Ella cuenta con diferentes fuentes de financiamiento.
- Transferencias de la Subsecretaría de Economía y EMT.
- Los centros también pueden obtener fondos accediendo a los concursos abiertos por entidades como FONDECYT, FONDAP, FIA y el Programa de Financiamiento Basal de CONICYT. Este financiamiento es una fuente importante de ingresos para los centros.
- Recursos extranjeros. La obtención de fondos externos está muy relacionada con los contactos internacionales de cada centro, por lo cual hay una dispersión entre ellos.
- La obtención de recursos provenientes del sector privado es miserable y es el fiel reflejo de la carencia de conexiones entre los sectores público y privado en la CyT. En el agregado no llega al 1% de los ingresos totales del ICM.
El desarrollo y contribución de la CyT es bastante desconocido en el país y los sucesivos gobiernos no muestran una prioridad manifiesta sobre el tema, a pesar del consenso existente en torno a que es uno de los factores más importantes en el estancamiento de la productividad y que su limitado aporte al crecimiento económico se origina, en buena parte, en la baja inversión en la actividad y en la lejanía con que las empresas la incorporan a sus tareas cotidianas y de largo plazo.
El proyecto Milenio es un fantasma poco conocido, a lo que se suma la tendencia de muchos investigadores de trabajar aislados, más preocupados de sus relaciones con otros congéneres en el extranjero con los cuales interactúan, sin que existan controles ni evaluaciones que precisen la contribución al país.
En el caso Milenio, afortunadamente, se realizó una evaluación en profundidad por las empresas consultoras Innovos Chile e Innovos Group, que entregó valiosos antecedentes.
Luego de más de 15 años, continúa con resultados positivos, ya que hay un aumento de la productividad científica en los institutos y núcleos, tanto en las Ciencias Naturales como en las Ciencias Sociales, lo cual se refleja en el aumento en las publicaciones ISI (hoy WoS) como en las citas y factores de impacto.
Por otra parte, existe estabilidad o un incremento en la cantidad de jóvenes científicos dirigidos y con tesis de magister o doctorados. En estas últimas se destaca el papel de los Institutos, mientras en los Núcleos de Ciencias Sociales han predominado los magister. Se observa un sostenido aumento de los estudiantes de las entidades del Programa Milenio.
Sin embargo, en innovaciones tecnológicas y propiedad intelectual la performance es relativamente baja especialmente en la obtención de patentes solicitadas y obtenidas, con la excepción de dos centros del Área de Ciencias Naturales, que concentran alrededor del 70% de ellas; estos son el IM Inmunología e Inmunoterapia y el Núcleo Milenio de Electrónica Industrial y Mecatrónica.
En este aspecto puede resurgir la tradicional polémica si se debe favorecer el estímulo a la preparación de especialistas concentrados en la Ciencia Básica, muy competitivos con el extranjero, o se debieran formar estudiosos en la adaptación de la tecnología ya desarrollada en otros países. Sin embargo, sin buenos maestros en las ciencias básicas no es posible formar buenos adaptadores técnicos.
La participación de investigadores extranjeros es importante, fluctuando entre el 10% y el 35% del total, dependiendo del centro. En el caso de las mujeres, su participación en el campo de las Ciencias Naturales oscila entre el 18% y el 25% y sube en las Ciencias Sociales al 35%.
También se observó una mejoría en la creación de redes y en el financiamiento del programa, especialmente en los Institutos y en las Ciencias Sociales.
La mayor parte de los recursos proviene de los Fondos Milenio y de otros programas como FONDAP, FONDECYT y Fondos Basales. Los aportes internacionales obtenidos son limitados, denotando exiguos esfuerzos por conseguirlos.
Pero, lo que llama la atención, son los escasos aportes obtenidos en el sector privado, menos del 1% del total, lo que evidencia el aislamiento con las empresas productivas del país, lo cual se suma a lo observado con la contribución en el financiamiento de la CyT a nivel del país.
Las evaluaciones cualitativas son de interés. Establecen que “por una parte se destaca y valora el programa Milenio por dar múltiples oportunidades para el desarrollo de carreras científicas que, de otra forma, no sería posible. No obstante, a la par se observan críticas a las políticas de ciencia y tecnología en general en cuestiones y problemas concretos”.
En el mismo sentido, señala que los investigadores solicitan una mejora de la inserción de los jóvenes graduados en el medio local, pues debido a la falta de perspectivas deciden emigrar al extranjero, con lo cual Chile pierde no solo la inversión realizada sino también el aporte futuro que pueden efectuar en el país.
A lo anterior se agregan algunos problemas de género, especialmente por las cargas de familia que constituye una limitación en la carrera científica que podrían desarrollar muchas mujeres.
Varias recomendaciones entregan los consultores. La más importante es realizar un análisis de los objetivos iniciales con que partió el proyecto, pues han transcurrido 15 años y hay algunos aspectos a considerar.
El principal es que los resultados logrados con los institutos son claramente mejores que con los núcleos, lo cual pareciera un resultado normal, pues el paso natural de núcleo a instituto no se ha dado con la frecuencia necesaria, lo cual indica que ese tránsito se debe favorecer, especialmente en la actividad científica y tecnológica donde los avances son lentos, pues debe existir un proceso de aprendizaje más prolongado que en las actividades productivas de bienes y servicios.
Sin embargo, los procesos y tiempos para evaluar el trabajo y avances de los núcleos, de manera de considerar su recalificación en institutos, está bien diseñado e implementado.
Otro asunto relevante es la coordinación con otras entidades del sector público. Si bien la autonomía ha beneficiado a los centros en su desempeño, es indispensable mejorar la coordinación con otras entidades del sector público, tanto actividades científicas dependientes del Mineduc como del Minecon y CORFO, responsables de la tecnología e innovación. Lo mismo sucede con las relaciones con el exterior, en que los contactos se limitan a las iniciativas que cada centro puede realizar.
La principal carencia que exhibe el país en su política de CyT es el aislamiento con el sector privado en la realización de iniciativas de cooperación, pues las empresas continúan con escasos contactos con el desarrollo científico, en manos de las universidades, imponiendo serios límites al progreso nacional que requiere de la innovación y el desarrollo tecnológico. Esta es una responsabilidad compartida tanto por los gremios empresariales como las reparticiones gubernamentales.
El bajísimo gasto que realiza el país en CyT es una importante causa de la baja productividad de la actividad económica.
Si bien la cercanía de la elección presidencial ha sido un impedimento para tratar el tema con profundidad y con los necesarios diálogos, debería ocupar una prioridad en la agenda del próximo mandatario.
(1) 29 de noviembre de 2017.
Nota del autor. Agradezco los aportes realizados en la preparación de este texto de Juan José Balsa y Enzo Vera.
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