Bailaor chileno en la cumbre del flamenco
Micaela Flores Amaya- LA CHUNGA-revolucionó el flamenco cuando siendo una niña subió descalza a los tablaos para expresar con su frágil cuerpo una danza cuyos orígenes se pierden en el tiempo.
Tras una gira triunfal por América, incluido Chile, la CHUNGA recibió la oferta para ser la estrella principal de un local que ocuparía las instalaciones de un remozado palacete del siglo XVIII, cerca de la Gran Vía madrileña. El objetivo era hacer un lugar de culto para los amantes del flamenco en todas sus disciplinas. Así nació el mítico Café de Chinitas.
Eran años difíciles. La decadencia del régimen de Francisco Franco era evidente y algunos no estaban dispuestos a que la fiesta acabara con su partida.
Cuenta LA CHUNGA que temblaba de miedo por la responsabilidad depositada en ella. La noche de la inauguración buscó refugio en una de sus hermanas para coger fuerza .Y el reto fue superado con creces. Un año y medio actuó sin descanso en el Café de Chinitas con aforo completo.
La bailaora de los pies descalzos, ya retirada de los escenarios, relata su apego al mítico local en una noche mágica de este junio con motivo de la conmemoración de los 45 años del tablao y a la vez taberna y restaurante.
Aristócratas, famosos, turistas , ciudadanos anónimos y la familia gitana que ha hecho suyo el flamenco, siguen pasando por el Café de Chinitas para disfrutar de cantaores, bailaores o intérpretes que, como LA CHUNGA, poseen talento a raudales para llegar a lo más alto.
En este templo del flamenco,
un chileno es en estos momentos protagonista de un hito que no tiene precedentes. Pedro Fernández, Embrujo, ingeniero titulado, sin raíces españolas directas, sin referencias cercanas al cante y al baile, con una extensa trayectoria en Chile- un Altazor y un APES avalan su trabajo- es el responsable y figura estelar del espectáculo con el que el Café de Chinitas celebra su aniversario.
Recordando a Lorca es un homenaje a la figura del poeta y dramaturgo granadino
Federico García Lorca, asesinado por los franquistas al comenzar la guerra civil, en 1936. Es un justo reconocimiento al intelectual que fue investigador y divulgador del flamenco junto con el compositor Manuel de Falla.
Imaginamos al bailaor Embrujo minutos antes de salir a escena atenazado por los nervios ante la difícil tarea de representar a Lorca ante un público experto.
Allí estaban , además de LA CHUNGA, la cantaora Carmen Linares, los hermanos Habichuela o Víctor Monje, Serranito, guitarristas excepcionales y glorias del flamenco. Entre el público, en un lugar destacado, tres sobrinas nietas del escritor granadino homenajeado por el bailaor chileno.
Se dice que el flamenco es un arte pleno e incomparable. Tan español y a la vez tan universal.Son unos pocos los que logran transmitir ese misterioso duende que atrapa el cuerpo de la cabeza a los pies, que se adueña de las gargantas, de los brazos y fluye por las manos a modo de figuras evanescentes. Ese duende que se manifiesta a través de los sentimientos más profundos que nacen del alma.
Los aplausos, bravos y olés que estallaron al final de Recordando a Lorca la noche mágica de este junio en el Café de Chinitas constituyen un aprobado sin reservas para Pedro Fernández, Embrujo, y su acompañantes.
El espectáculo gira en torno a Lorca y las mujeres protagonistas de sus obras. Bernarda Alba, representada por la bailaora Soledad Gómez, Yerma, interpretada por Aloma del Alma y Mariana Pineda por la eximia Pilar León.
Cada una, con sus armas de mujer y el baile, luchan por conquistar a su mentor, al hombre Lorca. Soleá, tientos,un zorongo son los filtros con los que intentan embriagar al esquivo creador y mentor literario.
Pedro Fernández Embrujo se desdobla con sentimiento y garra en García Lorca y Paquiro. Si en la primera parte los dúos a modo de requiebro alcanzan una plasticidad máxima, en la segunda parte, cuando es Paquiro, el bailaor se apropia del escenario y hace acto de presencia el macho irresistible y el chulo castigador.
El taconeo, las palmas, los cantes se funden en la tercera parte del espectáculo.Es el modo que tiene Pedro Fernández, Embrujo y el elenco para expresar la alegría del flamenco, la espontaneidad y hasta el desenfado que han caracterizado a las noches del Café de Chinitas.
Recordando a Lorca forma parte del décimo Festival Flamenco de la Comunidad de Madrid- SUMA FLAMENCA, considerado como el referente mundial de este arte y que se celebra durante el mes de junio.
Otro motivo para elogiar el trabajo de un bailaor que llegó a España para quedarse en lo más alto.
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