El arcoíris incompleto

Madrid se prepara para recibir a tres millones de personas que participarán en los actos programados para celebrar el World Pride,  la manifestación mundial del colectivo LGTBI. Un acontecimiento que es presentado como una fiesta lúdica y a la vez  reivindicativa de lesbianas, gays, transexuales, bisexuales e intersexuales.

El abanico de la diversidad es amplio, como lo son también las dificultades que perviven en distintos rincones del planeta para aquellas personas que por su condición son sometidas a todo tipo de vejámenes e incluso sufren tortura, son ejecutadas o  asesinadas con total impunidad.

Este año la convocatoria coincide con el 40º aniversario de la primera marcha LGTBI celebrada en España. Hay motivos para destacar este hecho ya que desde 1977 hasta hoy  el país se ha puesto a la cabeza en el mundo en cuánto al reconocimiento de  los  derechos e igualdad para este colectivo.

Se pasó de aplicar a lesbianas, gays y transexuales la Ley de Vagos y Maleantes y Peligrosidad Social, que castigaba hasta con cárcel a los comportamientos fuera de “lo normal”, a la promulgación de una ley que extiende el  matrimonio a  personas del mismo sexo. Una iniciativa del  ex Presidente de Gobierno ,el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, que en su momento conmovió los cimientos de la sociedad española y que hoy es aceptada por la gran mayoría.

No obstante los avances conseguidos, en España se siguen produciendo agresiones y diversas formas de acoso contra gays, lesbianas, transexuales. En lo que va del año se han denunciado más de un centenar de casos. Los activistas del colectivo mantienen contactos permanentes con los cuerpos policiales para actuar con rapidez cuando se producen ataques. En escaparates de  negocios y en lugares públicas se han puesto carteles en los que se informa de los pasos a seguir en caso de comportamientos homófobos.

La celebración del World Pride u Orgullo generará a Madrid unos 500 millones de euros por el  número de turistas que atrae. La celebración anual, este  año mundial, se  ha convertido en el principal acontecimiento masivo de la capital española. Tanto el Ayuntamiento, ahora en manos de la izquierda, como la Comunidad de Madrid, en poder de la derecha, se han unido para ofrecer todas las facilidades a la organización.

El   interés mediático, como ha ocurrido en otras ocasiones, se centrará en imágenes que reflejan la alegría, el desenfado, el hedonismo o la provocación, habituales en estos actos multitudinarios.

Detrás de lo  anecdótico y del enfoque de ciertos medios a los estereotipos es necesario poner la atención en el drama que viven millones de personas en países y regiones en los que  la diferencia se castiga con dureza y  la visibilidad es una ruleta rusa que desencadena estigmatización,  persecución , penas de cárcel, lapidación o la muerte.

Durante siglos aquellas personas que traspasaran la frontera de lo que se consideraba “normal”  en sexualidad sufrían la condena social y podían acabar en la hoguera. En el siglo XIX la medicina acuñó los términos homosexual y heterosexual  y catalogó de enfermedad  a los comportamientos disidentes. 

En la segunda mitad del siglo XX, la  Organización Mundial de la Salud se encargó de desmontar  esa afirmación, aunque no faltan los que promueven métodos que curan la homosexualidad y el lesbianismo.

En el siglo XX, Alemania se puso al frente del movimiento de liberación sexual .En España, de forma velada, intelectuales como García Lorca o Luis Cernuda se atrevieron a escribir “del amor que no se atreve a decir su nombre”. Con la dictadura de Francisco Franco y el peso que ejerció la Iglesia Católica esos atisbos de cambios sobre la diversidad sexual fueron aplastados. Persecusión, represión y cárcel les esperaba a quienes exhibieran más de la cuenta su condición.

Lo conseguido hasta ahora en algunos países está aún  lejos de ser logrado en otros. En Rusia, Chechenia, Marruecos, en Centroamérica, Asia y África se reproduce hoy con igual o más  intensidad la represión contra las personas que  muestren comportamientos sexuales fuera de lo establecido.

Es por ello que World Pride 2017 ha convocado la celebración de MADRID SUMMIT, una conferencia internacional de derechos humanos en la que intervendrán personajes públicos que son un referente en promover políticas favorables al colectivo LGTBI .

Entre ellos, el ex Presidente español José Luis Rodríguez Zapatero, la ex Primera Ministra de Islandia, Johanna Sigurdardotti, el diplomático italiano Stefan Sannino, representantes de organismos europeos, organizaciones no gubernamentales, Aministía Internacional y medio centenar de catedráticos, expertos en relaciones internacionales, derechos laborales y educación procedentes de los cinco continentes.

En la lista sobresalen  científicos y especialistas en salud que analizarán la prevención y los avances en la lucha contra las enfermedades de transmisión sexual y VIH.

En la convocatoria de este año, World Pride ha programado 300 actividades culturales que abarcan todas las disciplinas. El objetivo de la organización  es hacer de la cultura vehículo transmisor de los valores de igualdad, diversidad y de inclusión.

Tres importantes museos de Madrid se han sumado a ese Orgullo Mundial.

En el Mueso del Prado , una de las pinacotecas más importantes del mundo, bajo el título La mirada del otro, escenas para la diferencia, se exponen 30  obras en las que se manifiesta la visión de  la diversidad sexual según notables artistas. Cellini, Leonardo Da Vinci, Botticelli, Vasari, de Ribera y Goya, entre otros. Algunos de ellos perseguidos en su época.

La muestra abarca varias áreas temáticas. Artistas sometidos a juicio, Amistades Inmortales, Engañosas apariencias y Amar como Dioses.

Al inaugurar esta muestra, el comisario  Miguel Falomir, ha  querido tranquilizar a quienes han criticado la celebración de esta exposición: “Afirman por ahí que el Prado se ha vuelto gay, sin embargo, nadie dice que se convierte al catolicismo si exponemos santos”.

El Museo Thysen Bornemisza también se suma al Orgullo. Amor diverso se titula la exposición que reúne obras de sus fondos relacionadas con temas o creadores que han hecho de la diversidad bandera. El cuadro emblemático es La muerte de Jacinto, de Tiépolo, a los que se   añaden cuadros de Bronzino, Cramach, Manet, Rodin, Bacon, Hockney o un retrato del bailarín Nijinski, de Marc Chagall.

En el Museo de América  la muestra TRANS reúne obras que reflejan que la transexualidad era una característica de los grupos humanos e incluso se constata la capacidad de la sociedad a la hora de reconocer o integrar a la persona trans. Es el caso de las Muxes-Mujeres-de Oaxaca, en México.

El Museo de Artes de Artes Decorativas se ocupa de revisitar en clave homoerótica obras contemporáneas de David Trullo y las de su colección Queer Cabinet.

No hay que caer en tópicos. Las manifestaciones de Orgullo  Gay que comenzaron con la rebelión del colectivo LGTBI en el bar Stonewell, en Nueva York, en 1969 y que hoy tienen carácter de gran fiesta en medio mundo, también tiene un peso reivindicativo, de denuncia y de solidaridad con millones de personas a las que hacer visible su diversidad les puede costar la vida.

Mientras en todo el mundo no se promulguen leyes que acaben con la estigmatización, el odio,el arcoíris LGTBI  seguirá incompleto. Hasta entonces, el Orgullo, la visibilidad, será necesario.

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