La importancia de la música

Una escuela con jornada completa tiene de 1° a 4° básico un total de 76 horas de música anuales, y de 5° a 6° básico éstas disminuyen a 57 horas, lamentablemente desde 7° en adelante (a los 13 años del estudiante), se debe elegir entre Música y Artes Visuales, cuando las dos son profundas, importantes, complementarias y significativas en el desarrollo de cualquier niño y niña. Entendiendo que la creatividad de estas asignaturas rítmicas, polifónicas con tanta agudezas y libertades deberían ir creciendo, incrementando, avanzando y subiendo, nunca lo contrario.

El profesor de música de un pequeño colegio en Pedo Aguirre Cerda lo sabe y trata de decirle a sus estudiantes por qué conocer música es tan importante, y que está vinculado con saber matemáticas, porque tal como decían los griegos. "toda la naturaleza consiste en armonía que brota de números". Porque desde tiempos mesopotámicos se han estudiado los principios matemáticos del sonido, que el poder dejarse llevar por la música reduce el estrés, calma la ansiedad, fortalece la memoria, la concentración y, claro, el ingenio. Además, estimula el hemisferio izquierdo del cerebro, el cual se relaciona con la lógica, habilidades comunicativas y numéricas pero, lo más bello es que genera recuerdos.

En clases les cuenta de la leyenda de Paganini, que dicen tenía un "pacto" con lo oscuro y tenebroso, ya que nadie podía explicar lo virtuoso que era con el violín, las notas se deslizaban por las cuerdas como trino de pájaro melodioso y apasionado, que sus partituras volaban ya que podía tocar hasta 12 notas por segundo, en una profunda majestuosidad la silueta fugaz de una corchea o una fusa, perduraban en el viento, su música transportaba, eclipsaba de sonidos armoniosos, melodías amantes e impetuosas.

El profesor se llama Javier y les hace escuchar diversas melodías, variados instrumentos, múltiples acordes, el sonido de las cuerdas, el eco del tambor, el sonsonete de la flauta y la sopranino, hasta el retumbar del perteneciente latir, les cuenta de su propia niñez y de la música hogareña, de como viaja por los años cuando una tonada lo logra transportar décadas antes, cada vez que eso le sucede pareciera que se vuelve un hombre más feliz, porque los recuerdos remueven su presente y sus clases se transforman en cantos alegres de afectos y esperanzas.

Entonces, con tantos beneficios, ¿por qué no tenemos más horas de música? Queremos que niños y niñas fluyan en aprendizajes, pero también deben hacerlo con espacios de contemplaciones, que la pasión de la belleza de la sonoridad les impacte y les agite, les evoque toda la gama de estados de rabia, tristeza, miedo, agrado, esperanza, felicidad, que sean todas las emociones que hablan a través del escuchar, del sentir, del estar, del crear y compartir. Y que se acerquen así a clásico a lo nuevo, lo ecléctico, lo intenso y lo calmo, los mueva y los remueva los haga palpitar en colores y en sonidos. En vibraciones eternas de asombro sublime.

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