El gobierno ha declarado que inicia el proceso para finalizar el confinamiento a nivel nacional y la expectación en la ciudadanía sobre cómo se desarrollará la vida posterior a la cuarentena comienza a aparecer. Será el momento de analizar las consecuencias sicológicas, sociales y económicas que, entre otros elementos, ha traído este período que se viene desarrollando desde marzo a la fecha y que iniciará un período de transición desde este viernes.
Como se podrán llevar a cabo una serie de actividades y eventos que están por venir, es un misterio. El regreso presencial al trabajo en ciertas actividades y la reapertura de una serie de rubros junto a una elección venidera, genera atención tras el anuncio del ministerio de Salud. Se entiende que esta situación ha sido inédita y que requiere de una actitud dinámica por parte de la autoridad, es decir, monitorear el desarrollo epidemiológico de la pandemia, en el que será fundamental nuestra disciplina para enfrentar el resto del año en el tema sanitario y de paso, atenuar las negativas implicancias económicas que el Covid 19 ha traído a nuestro país.
Muchos países están poco a poco levantando las duras medidas restrictivas que tuvieron que imponer para combatir el covid-19. En algunos casos, como Italia y España, dos de los países más afectados por la actual pandemia, se impuso el cierre total de la economía.
En otras naciones que están reabriendo sus economías, se han registrado un repunte en el número de casos de coronavirus, como Corea del Sur, que ha tenido que volver a cerrar bares y locales de ocio nocturno, y en Alemania. Tomando en cuenta estas experiencias, un grupo de científicos del Instituto Weizmann de Israel propone un modelo cíclico 10-4, es decir, plantea 10 días de cuarentena y 4 de trabajo presencial.
Estos investigadores desarrollaron un modelo matemático que propone que las personas trabajen en ciclos de dos semanas, con 10 días en cuarentena y 4 yendo al trabajo o a la escuela. Esto apuntaría a “aprovechar el punto débil del virus”.
Es un modelo que alterna entre cuarentena y trabajo, un camino intermedio que ofrece un equilibrio entre salud y economía, como han explicado los investigadores que desarrollaron este modelo.
La idea de esta innovadora propuesta es que en una misma casa, padres e hijos salgan los mismos días a realizar sus respectivas actividades. Los investigadores manifestaron que cuando una persona se infecta, tiene un período de latencia de tres días antes de tener síntomas y poder contagiar a otro.
Este modelo cíclico funciona de la siguiente manera: si una persona se contagia en sus días de trabajo, estará dentro de su período de latencia, y solo alcanzará el peak de la infección en casa, durante los días de cuarentena, cuando no entra en contacto con tanta gente. En el caso que una persona presente síntomas, tendrá que permanecer en cuarentena.
Según los investigadores del Instituto Weizman, la regla del 10-4 tiene la ventaja de que reduce el número de personas en los lugares de trabajo y en el transporte público e incluso, en los colegios.
La medida también se considera para los establecimientos educacionales, pero habrá que ver como vaya evolucionando el número de contagiados. Obviamente, es una acción que deberá ser considerada junto a las que ya se están llevando a cabo, es decir, el uso de mascarillas, distancia social, testeo y trazabilidad.
En tiempos donde todo se ve con tanta incertidumbre, esta iniciativa puede ser un interesante camino a seguir, para en cierta medida, retomar nuestras actividades.
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