El tercer ejército: la pandemia y la guerra en Ucrania

No hay un buen tiempo para comenzar una guerra, sin embargo, Rusia acaba de invadir Ucrania, en medio de las que son sin duda, una de las peores circunstancias para inciar un conflicto bélico: una pandemia. Con casi 500.000 muertos por coronavirus entre ambos países, Rusia y Ucrania, han sido naciones fuertemente golpeadas por el Covid19. La guerra, desgraciadamente, no hará nada por mejorar esta situación.

Desde las Guerras Napoleónicas, pasando por la guerra civil en Estados Unidos -donde 2/3 de los 660.000 fallecidos fueron causados por enfermedades como la neumonía o la disentería- hasta los conflictos armados en el Congo o Afganistán, las guerras no han hecho sino generar "condiciones perfectas" para que distintas enfermedades aumenten en frecuencia y gravedad. Tanto es así que las enfermedades infecciosas han sido llamadas "el tercer ejército", por el número de fallecidos que generan, aún mayor que el mismo conflicto.

Así sucedió en la Primera Guerra Mundial, donde traslados de tropas entre ciudades y continentes, en espacios poco ventilados, permitieron la diseminación de una variante de influenza ("la gripe española"), que terminó matando a 50 millones de personas en el mundo. Más que la guerra misma, que se estima mató a 40 millones.

La guerra en Ucrania, sin duda, afectará el control de la pandemia en los países en conflicto, y con toda probabilidad, en los vecinos también. Los conflictos armados producen destrucción de infraestructura hospitalaria, detienen el flujo de insumos médicos cómo mascarillas y paralizan programas básicos de vacunación.

Al mismo tiempo se interrumpen servicios vitales en la prevención de enfermedades, como agua potable o electricidad, y se producen desplazamientos masivos de personas. Estos movimientos de seres humanos suelen realizarse en condiciones de hacinamiento y las personas arriban a campos de refugiados con pobres condiciones de vivienda, contribuyendo así a la diseminación del Covid-19 y otras enfermedades, en países vecinos.

Lo único razonable es poner fin a la guerra cuanto antes. Mientras tanto, la comunidad internacional debe hacer todos los esfuerzos para apoyar a los futuros refugiados y permitir que la atención médica, las vacunas y los servicios básicos estén disponibles para todos. La vida de miles dependerá de ello.

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