Cada cierto tiempo, la historia se encarga de simplificar las contradicciones políticas, porque si bien es cierto que la realidad tiene matices, que no es en blanco y negro, que todo tiene sus pro y sus contra, es más cierto aún que a la hora de la verdad, solo queda tomar partido.
Hoy la historia nos ha puesto en uno de esos momentos en la hermana República Bolivariana de Venezuela, y en Chile estamos los que nos hemos mantenido firmes en la defensa de la libre determinación de los pueblos y los que se han arrodillado ante el intervencionismo estadounidense.
¿Y el gobierno de Chile en qué bando está? ¡Qué duda cabe! Del lado de la infamia, de la mentira, de la hipocresía.
Del lado de la hipocresía, porque no existe otra palabra para quienes envían 100 millones de pesos en ayuda humanitaria, que nadie sabe dónde está, en coordinación con los Estados Unidos; país que promueve un bloqueo internacional que ha costado 35 mil millones de dólares a Venezuela.
Hipocresía, porque no tiene otro nombre ofrecer ayuda humanitaria, cuando en noviembre pasado se bloquearon transacciones por 39 millones de dólares al Gobierno del Presidente Maduro destinadas a la compra de medicinas y alimentos.
Infamia, porque el Gobierno se ha alineado con los poderes internacionales que desde enero pasado retienen 1.200 millones de dólares en oro en la Banca Inglesa y prohibieron el ingreso de 2 mil unidades de medicamentos a Venezuela mediante la aerolínea Iberia en febrero.
Mentira, porque Sebastián Piñera y el Canciller Ampuero han dado fe de la legitimidad del autoproclamado Guaidó, en circunstancias que ni la Constitución Venezolana, ni el Derecho Internacional ofrecen fundamento alguno para la legitimarlo.
Mentira, porque se ha dicho que fue la Guardia Nacional Bolivariana la que quemó el camión con supuesta ayuda humanitaria en Cúcuta y hoy sabemos que fue la misma derecha, con las mismas pruebas que el primer día, solo que presentadas por el New York Time.
El Gobierno ha querido vender al país la posición de un Presidente humanitario, que en conjunto con Iván Duque y Mike Pompeo, el Secretario de Estado de EEUU, quieren llevar paz y democracia a la hermana Venezuela. ¡Pero qué ignominia a la razón! ¡Qué ofensa a las facultades mentales de los chilenos y chilenas!
Quién podría creer que USA, que estuvo detrás de los golpes de Estado de 1954 en Guatemala, de Brasil en 1964, de Chile en 1973, de Argentina en 1976, de la misma Venezuela en 2002, de Haití en 2004 y de Honduras en 2009, sería capaz de llevar democracia a algún país del mundo.
El Presidente Piñera quiere hacernos creer que trabaja para la paz, en alianza con el país que entrenó a Al Qaeda, con el país que por supuestos errores ha entregado armas al Ejército Islámico, con el país que mantiene un centro de tortura en Guantánamo, con el país que ha participado en 201 de los 248 conflictos militares librados en el mundo tras la segunda guerra mundial; conflictos que se estima que solo en el siglo XXI han dejado un saldo de 6 millones de muertos.
Con ese país, de la mano de Mike Pompeo, a los pies de Trump, Piñera quiere hacernos creer que Chile es un aporte para la paz y la democracia en Venezuela.
Con el mismo país que es el único en el mundo con la tecnología capaz de realizar el sabotaje cibernético que se llevó a cabo este 7 de marzo contra el control automatizado de regulación del sistema de la Central Hidroeléctrica Simón Bolívar, que dejó al 70% del territorio sin electricidad.
Su objetivo eran los enfermos en los hospitales, la comida en los refrigeradores, los circuitos de distribución de agua, todo lo que afecte a la población civil.
Pero la verdad no tarda en asomarse y ha venido acompañada del anuncio de la creación de PROSUR, una nueva institucionalidad sudamericana que Piñera ha decidido impulsar junto a Iván Duque, tras el fracaso de las iniciativas estadounidenses en la OEA y en la ONU. Dicen pretender reemplazar a UNASUR, uno de los intentos de integración más eficaces que ha conocido la historia del continente en materia de democracia y defensa de la soberanía.
El Presidente Piñera ha dicho que PROSUR tendrá como requisito el respeto pleno a los derechos humanos, me pregunto entonces ¿qué pasará con Chile y el asesinato de comuneros mapuche?
¿Qué pasará con él y su Parque Tantauco hecho en tierras del pueblo Williche de Chiloé?
¿Qué pasará con Ubilla y su parcela en tierras indígenas de la Araucanía?...
Ha dicho también que es requisito el pleno respeto al Estado de Derecho ¿qué pasará con Colombia y sus más de 220 líderes sociales asesinados en 2018?
Duque no ha dudado en declarar que PROSUR coordinará acciones conjuntas para hacer caer al gobierno legítimo y democrático del Presidente Nicolás Maduro. La cuestión es clara, lo que se busca hoy es volver a América Latina a la posición que, para algunos, nunca debió abandonar: el patio trasero de Estados Unidos.
Es inaceptable e inmoral que el gobierno de Chile, con un pueblo que lleva a Allende en la memoria, que sufrió en carne propia las consecuencias del intervencionismo, secunde hoy los planes criminales de guerra y manipulación que se ciernen sobre los pueblos de nuestra América.
Desde Facebook:
Guía de uso: Este es un espacio de libertad y por ello te pedimos aprovecharlo, para que tu opinión forme parte del debate público que día a día se da en la red. Esperamos que tus comentarios se den en un ánimo de sana convivencia y respeto, y nos reservamos el derecho de eliminar el contenido que consideremos no apropiado